Análisis:Sin envidia

¡Vaya par abrumador!

Hace más de 30 años que convivo, casi a diario, con una pareja de amigos que son un abrumador ejemplo en todo. Los primeros de la clase. No se pueden imaginar lo que es.

Para empezar, son colegas de la música. Y lo hacen todo bien. Él compone, escribe, dirige, coordina, produce... Es puntual sin ostentación, callado pero ocurrente, educado y gracioso. Ella tiene una sensibilidad prodigiosa. Canta pop, jazz, copla o lo que la echen. Tiene una voz amplia, llena de registros. Vocaliza, jamás desafina. Es una extraordinaria actriz. Él, por añadidura, es productor de cine.

Además, son...

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Hace más de 30 años que convivo, casi a diario, con una pareja de amigos que son un abrumador ejemplo en todo. Los primeros de la clase. No se pueden imaginar lo que es.

Para empezar, son colegas de la música. Y lo hacen todo bien. Él compone, escribe, dirige, coordina, produce... Es puntual sin ostentación, callado pero ocurrente, educado y gracioso. Ella tiene una sensibilidad prodigiosa. Canta pop, jazz, copla o lo que la echen. Tiene una voz amplia, llena de registros. Vocaliza, jamás desafina. Es una extraordinaria actriz. Él, por añadidura, es productor de cine.

Además, son vecinos. Su casa es un modelo de pulcritud, de orden. Son atentos. Preparan unas cenas fantásticas. Él guisa como el mejor cocinero francés y ella atiende como la más refinada geisha de Tokio.

Más información

Son correligionarios, pero nunca sectarios. Cuando era necesario militar, militaron. A la hora de abandonar el dogmatismo cainita, fueron los primeros.

Somos compadres. Sus hijos son guapos y muy listos. Tienen niño y niña. Son elegantes y discretos, progresistas, simpáticos, generosos. Menos mal que no soy envidiosa. Porque si lo fuera, me habría muerto.

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