Catástrofes en Asia

La Junta Militar de Myanmar desvía ayuda a los cuarteles

Los extranjeros tienen prohibido entrar en la zona devastada

Los militares que gobiernan con mano de hierro Myanmar (antigua Birmania) no sólo obstruyen la entrega de ayuda humanitaria a las decenas de miles de afectados por el ciclón Nargis, sino que acaparan una parte de los alimentos procedentes del exterior y los desvían hacia los almacenes de sus cuarteles. Algunos directores de organizaciones humanitarias, que prefirieron mantener el anonimato para no poner en peligro las operaciones de ayudas, informaron ayer a The New York Times que la Junta Militar estaba haciendo acopio en provecho propio de los productos que llegan al aeropuerto de la ...

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Los militares que gobiernan con mano de hierro Myanmar (antigua Birmania) no sólo obstruyen la entrega de ayuda humanitaria a las decenas de miles de afectados por el ciclón Nargis, sino que acaparan una parte de los alimentos procedentes del exterior y los desvían hacia los almacenes de sus cuarteles. Algunos directores de organizaciones humanitarias, que prefirieron mantener el anonimato para no poner en peligro las operaciones de ayudas, informaron ayer a The New York Times que la Junta Militar estaba haciendo acopio en provecho propio de los productos que llegan al aeropuerto de la antigua capital, Yangon.

Una vez que se descargan los alimentos, nadie puede seguirles el rastro, ya que la Junta Militar ha prohibido el acceso a las operaciones de reparto a los diplomáticos y expertos humanitarios. Mientras decenas de profesionales de distintas ONG guardaban ayer turno ante una ventanilla de la Embajada birmana en Bangkok, el primer ministro de Tailandia, Samak Sundaravej, voló a Yangon para tratar de persuadir a los militares birmanos de que permitan el paso a más trabajadores humanitarios.

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Pero los miembros de la Junta le respondieron que controlaban perfectamente las operaciones de socorro y no necesitaban a más expertos extranjeros. La entrada de periodistas está terminantemente prohibida. Los que entran lo hacen como turistas. En la Embajada birmana en Bangkok, en cuanto ven un pasaporte con algún sello de visitas anteriores a otros países donde aparezca la palabra periodista, se deniega el acceso al país. Una vez en el país, los reporteros disfrazados de viajeros tienen limitado el acceso a gran parte de las zonas que han sufrido daños.

Mientras los vientos aumentan en Yangon, y algunos meteorólogos auguraban la llegada de un nuevo ciclón, la ONU anunció que los damnificados en Myanmar podrían llegar a 2,5 millones, frente al cálculo inicial de 1,5 millones.

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