Aroma rico y complejo

A Francisco Rodero le tira la tierra. Emigrante durante muchos años, hizo suficiente fortuna como para volver a Pedrosa de Duero y recuperar viejas viñas de familia, núcleo fundacional que luego se ha ampliado con nuevas plantaciones. Así nace Pago de los Capellanes, a un paso de Pedrosa de Duero, pueblo burgalés en el que se vendimian algunas de las mejores uvas de la Ribera del Duero.

Pero el mérito fundamental de esta bodega, que es el sueño materializado del matrimonio Rodero-Villa, es el haber apostado exclusivamente por la calidad y, basándose en unos pocos miles de cepas viejas, ...

A Francisco Rodero le tira la tierra. Emigrante durante muchos años, hizo suficiente fortuna como para volver a Pedrosa de Duero y recuperar viejas viñas de familia, núcleo fundacional que luego se ha ampliado con nuevas plantaciones. Así nace Pago de los Capellanes, a un paso de Pedrosa de Duero, pueblo burgalés en el que se vendimian algunas de las mejores uvas de la Ribera del Duero.

Pero el mérito fundamental de esta bodega, que es el sueño materializado del matrimonio Rodero-Villa, es el haber apostado exclusivamente por la calidad y, basándose en unos pocos miles de cepas viejas, elaborar sus vinos de pago, en este caso la parcela El Nogal.

El vino es un ejemplo de buen hacer, de respeto a la cepa y el territorio, lo que se refleja en la fuerte personalidad de su impronta organoléptica: un paisaje aromático rico y complejo, pleno de notas frutales muy maduras y golosas, con recuerdos de sotobosque y asentado en un submundo especiado de canela, clavo, tabaco y trufa. Aroma de gran sutileza, inicialmente tímido en nariz, pero resueltamente expresivo en boca, ofreciendo un suave, fresco y maduro baño de taninos jugosos al paladar agradecido.