Un fresco gusto a fruta

Bullas es una zona vitivinícola donde hace años surgió la sorpresa de Partal, un soberbio vino que combinaba audazmente la tradicional monastrell con una estudiada mezcla de cabernet sauvignon, merlot, syrah y tempranillo. La denominación de origen, reducida casi exclusivamente a la cooperativa lugareña, adquirió un prestigio que el tiempo no ha confirmado suficientemente, pese a la aparición de otras bodegas como Mundo Enológico o Madroñal. Incluso hay quien va por libre, como Pep Aguilar y Patri Morillo, y su vino Lavia. Sin embargo, Partal, tras un periodo de cierto adormecimiento, recupera...

Bullas es una zona vitivinícola donde hace años surgió la sorpresa de Partal, un soberbio vino que combinaba audazmente la tradicional monastrell con una estudiada mezcla de cabernet sauvignon, merlot, syrah y tempranillo. La denominación de origen, reducida casi exclusivamente a la cooperativa lugareña, adquirió un prestigio que el tiempo no ha confirmado suficientemente, pese a la aparición de otras bodegas como Mundo Enológico o Madroñal. Incluso hay quien va por libre, como Pep Aguilar y Patri Morillo, y su vino Lavia. Sin embargo, Partal, tras un periodo de cierto adormecimiento, recupera su posición en cabeza. Y lo hace estilizando el vino, con una expresión más fresca y más elegante de la variedad monastrell, tan propensa a la sobremaduración y a los aromas bastos de algarroba. Al contrario, la nariz es potente, intensa y profunda, llena de frutillos rojos y negros engarzados perfectamente en la madera de roble francés. Hay notas especiadas y regustos torrefactos que matizan y enriquecen la frutosidad. Y en boca resulta carnoso, casi opulento, pero con un fresco gusto a fruta que alivia el paladar.