Análisis:

La lista de la lavandería

- Los conductores letrados. Juan Goytisolo contó dos anécdotas que venían a cuento de una discusión sobre lo poco que se lee. Estaba una vez en Moscú, cuando la URSS, con un equipo de TVE, y observó que el chófer ruso leía a Scott Fitzgerald, mientras sus compañeros de partida leían tebeos pornográficos. "¡No les da vergüenza!". "¡Ya verá usted cuando ellos puedan leer pornografía!". Eso pasó, Goytisolo vio cómo en la Rusia poscomunista proliferaba el porno en las estanterías. Otra vez, en el Bronx neoyorquino, Goytisolo era profesor de literatura española, y había sido prevenido: "¡No les po...

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- Los conductores letrados. Juan Goytisolo contó dos anécdotas que venían a cuento de una discusión sobre lo poco que se lee. Estaba una vez en Moscú, cuando la URSS, con un equipo de TVE, y observó que el chófer ruso leía a Scott Fitzgerald, mientras sus compañeros de partida leían tebeos pornográficos. "¡No les da vergüenza!". "¡Ya verá usted cuando ellos puedan leer pornografía!". Eso pasó, Goytisolo vio cómo en la Rusia poscomunista proliferaba el porno en las estanterías. Otra vez, en el Bronx neoyorquino, Goytisolo era profesor de literatura española, y había sido prevenido: "¡No les ponga a leer otra cosa que literatura puertorriqueña o caribe!". Les puso La Celestina. Y un día se encontró que un taxista llevaba a su lado, e iba leyendo, la obra de Fernando de Rojas.

Más información

- A las siete y media. Fuentes se pone a escribir a las siete y media de la mañana. Por la noche ha escrito "una lista de la lavandería". En las horas de sueño todo cambia, y el autor de Terra nostra desaprende, "porque en el sueño aparecen los muertos que amamos a decirnos lo que nosotros no sabíamos". Deshecha "la lista de la lavandería", el novelista queda en manos de "los protagonistas principales de mis sueños", que son sus tocayos, su tío poeta y su hijo también poeta. El relato que hizo Fuentes por la mañana en Santillana se produjo como si estuviera mirando en el espejo donde habita lo que aún le queda por escribir.

- Las caricaturas de Fuentes. Aguilar Camín guarda en su casa un incunable: las caricaturas que Fuentes hizo en un mantel de papel mientras cenaba con Gabo y con otros colegas en Cartagena de Indias, cuando el Congreso de la Lengua. Gabo sobresale del agua, Bush empieza a ahogarse... Cuando supo que Aguilar guardaba ese tesoro, fue a su casa, a completarlo: ahora están en el fresco, también, Hitler, Franco, Cárdenas... En cierto modo, Los años con Laura Díaz, el libro que Fuentes escribió como si tuviera en la cabeza una inmensa lista de la lavandería.

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