Análisis:

De Zaragoza a Montevideo

Se han puesto cómodos, con zapato de suela blanda, mochila ligera, machadiana, con poco bulto y van dispuestos a comerse las plazas, los campos de fútbol, los polideportivos como si fueran principiantes. A sus años, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina no parecen todavía saciados de uno de los mayores vicios que comparten: la carretera y el contacto con un público, que en su caso abarca ya tres generaciones. Así que han decidido unirse por primera vez en una gira y hacer converger dos estilos aparentemente muy alejados, pero con grandes puntos de confluencia entre sí.

Empiezan el 29 de j...

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Se han puesto cómodos, con zapato de suela blanda, mochila ligera, machadiana, con poco bulto y van dispuestos a comerse las plazas, los campos de fútbol, los polideportivos como si fueran principiantes. A sus años, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina no parecen todavía saciados de uno de los mayores vicios que comparten: la carretera y el contacto con un público, que en su caso abarca ya tres generaciones. Así que han decidido unirse por primera vez en una gira y hacer converger dos estilos aparentemente muy alejados, pero con grandes puntos de confluencia entre sí.

Empiezan el 29 de junio, en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, y quieren terminar el 19 de diciembre, bajo el calor austral de Montevideo (Uruguay). En medio, sus canciones eternas, legendarias, un doble repertorio que es ya historia de la cultura popular en España y en América sonarán en más de 60 ciudades de los dos continentes. Julio, agosto, septiembre y parte de octubre la pasarán en España, donde actuarán en cerca de 40 puntos. En otoño cruzarán el charco para hacerlo en México, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Uruguay.

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Las canciones de ambos andan estos días en manos de sus músicos de cabecera. De Ricardo Miralles, por ejemplo, que lleva desde 1969 a la vera de Serrat con un paréntesis largo en el que este pianista sabio colaboró con Alberto Cortez. O Pancho Varona, Antonio García de Diego, Pedro Barceló y Víctor Merlo, inseparables desde hace años como banda sabinera y que marcarán la pauta de un total de 10 músicos que acompañarán a los cantantes.

Ellos se encargan de dar unidad de sonidos, fundir en popurrís dos o más canciones alternas o brindar la ocasión a Serrat de cantar letras de Sabina y al revés. Habrá sorpresas y ambos apuestan por alejarse del intimismo que han hecho tan proverbial a veces -sin ir más lejos, en la última aparición en público del artista catalán junto a Miralles solos en el escenario- y seducir a sus admiradores con un espectáculo más festivo.

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