Los ecologistas creen que el veto al Sajalín 2 salva a la ballena gris

Los ecologistas de Rusia han aplaudido la decisión de las autoridades de este país de suspender el permiso medioambiental del proyecto Sajalín 2, que durante tres años han denunciado de forma reiterada e infructuosa, incluso ante los tribunales. Este proyecto integrado de gas y petróleo en la isla de Sajalín, a cargo de la petrolera Shell y otras dos compañías japonesas, es el mayor del mundo en su género.

La suspensión del permiso, que debe confirmar la Agencia de Control Técnico, supone que la obra en curso deberá adaptarse a un nuevo estudio medioambiental. En cualquier caso, ayer lo...

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Los ecologistas de Rusia han aplaudido la decisión de las autoridades de este país de suspender el permiso medioambiental del proyecto Sajalín 2, que durante tres años han denunciado de forma reiterada e infructuosa, incluso ante los tribunales. Este proyecto integrado de gas y petróleo en la isla de Sajalín, a cargo de la petrolera Shell y otras dos compañías japonesas, es el mayor del mundo en su género.

La suspensión del permiso, que debe confirmar la Agencia de Control Técnico, supone que la obra en curso deberá adaptarse a un nuevo estudio medioambiental. En cualquier caso, ayer los ecologistas festejaban una decisión que ha aunado a los defensores de la naturaleza de todo el mundo para salvar a la ballena gris, una especie de la que sólo quedan un centenar de ejemplares. Estos cetáceos se alimentan cerca de una gigantesca plataforma de perforación prevista por Sajalín 2.

"Estamos satisfechos porque las autoridades han puesto fin a tres años de ilegalidad", dijo ayer Ígor Chestin, responsable de la sección rusa del WWF (World Wild Fund). Esta entidad impugnó judicialmente el informe ecológico que sirvió de base al proyecto por considerar que había sido realizado de forma irregular y algunos de sus autores "sufrieron presiones" de la administración a favor de los intereses petroleros. Los tribunales no han fallado aún sobre esta denuncia, pero Chestin consideró que el contencioso queda superado por la suspensión del permiso.

Presión sobre Shell

Los ecologistas han acusado a Shell de ignorar las recomendaciones de un comité científico bajo el amparo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Esta aconsejó retrasar las obras en tanto se tomaban medidas para mitigar su impacto. Aparte de la ballena gris, el proyecto perjudica la fuente de ingresos de las comunidades tradicionales rusas, pues daña el hábitat del salmón del Pacífico. El oleoducto previsto debe cruzar más de 1.100 ríos vírgenes y sus afluentes, básicos para la reproducción de este pez.

Además, el dragado para construir la mayor planta de gas licuado del mundo en la bahía de Aniva, supone enormes vertidos de residuos sólidos y grandes problemas para el marisqueo y la pesca. Los ecologistas están también preocupados por la falta de un plan ante posibles vertidos accidentales sobre hielo.

La anulación del permiso medioambiental se interpreta como un instrumento de presión sobre Shell para que llegue a un acuerdo para que Gazprom, controlada por el Estado, participe en el proyecto, sin embargo, Chestin no comparte esta explicación. "Cualesquiera que sean los socios en el futuro, éstos deberán compartir los gastos para remediar la destrucción ya efectuada y para que la continuación de las obras respete el entorno. No será posible ya mantener el proyecto en su forma actual", señala, y estima que los daños ya causados a la naturaleza oscilan entre 235 y 1.580 millones de euros.

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