El ADN confirma la identidad de la joven secuestrada en Austria

La joven huida el miércoles de la casa de Wolfgang Priklopil en Strasshof, cerca de Viena, es definitivamente Natascha Kampusch, la niña de 10 años desaparecida en 1998 cuando iba al colegio. Así lo determinaron ayer con total seguridad las pruebas de ADN. Ayer seguía sin estar claro si el secuestrador, que tuvo a Natascha ocho años en un zulo, tuvo un cómplice. Una testigo afirmó haber visto a un hombre agarrar a Natascha y meterla en un vehículo blanco conducido por otra persona.

Por consejo médico, los interrogatorios a Natascha se suspendieron ayer al menos hasta el lunes. Sin embar...

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La joven huida el miércoles de la casa de Wolfgang Priklopil en Strasshof, cerca de Viena, es definitivamente Natascha Kampusch, la niña de 10 años desaparecida en 1998 cuando iba al colegio. Así lo determinaron ayer con total seguridad las pruebas de ADN. Ayer seguía sin estar claro si el secuestrador, que tuvo a Natascha ocho años en un zulo, tuvo un cómplice. Una testigo afirmó haber visto a un hombre agarrar a Natascha y meterla en un vehículo blanco conducido por otra persona.

Por consejo médico, los interrogatorios a Natascha se suspendieron ayer al menos hasta el lunes. Sin embargo, Natascha ya ha anunciado que está dispuesta a hacer pública su historia. El jueves ya se sinceró con una agente de policía que le prestó una chaqueta para abrigarse. "Temblaba. Estaba pálida como el queso", explicó después Sabine Freudenberger a la televisión austriaca ORF.

"Me lo contó todo de golpe, desde el principio hasta el final, sin ningún atisbo de timidez", declaró Freudenberger, que se mostró sorprendida por la educación y el rico vocabulario de Natascha, a la que su secuestrador daba clases y compraba libros. A la pregunta de si Priklopil, que se suicidó el mismo miércoles, abusó sexualmente de Natascha, la agente declaró: "En mi opinión, sí. Pero ella misma no lo tiene claro. Dice que lo hizo todo voluntariamente".

La fuga fue posible cuando Natascha se encontraba aspirando el coche de Priklopil y sonó el teléfono. Para poder hablar sin ruidos, el hombre se alejó un poco, ocasión que Natascha aprovechó para huir al jardín de los vecinos. Natascha contó a Freudenberger que pasaban muchos días juntos. Ella hacía las labores de la casa o el jardín. Según la joven, Priklopil le dijo que no había buscado a cualquier víctima al azar, sino que la quería a ella.

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