Un alto cargo sanitario de EE UU vendió muestras de pacientes a una farmacéutica

Un informe del Congreso estadounidense revela que el científico se embolsó 226.000 euros

Trey Sunderland, un destacado científico y alto responsable de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) estadounidenses, recibió 285.000 dólares (226.000 euros) de la empresa farmacéutica Pfizer, a la que proporcionó, entre 1998 y 2004, miles de muestras biológicas de pacientes de Alzheimer y familiares, extraídas para investigaciones de los laboratorios estatales. Ésta es la conclusión de la comisión del Congreso de EE UU que ha investigado el caso durante más de un año, cuyo informe dice que no hay pruebas de que la empresa fuera consciente de prácticas dudosas por parte de Sunderland.
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Trey Sunderland, un destacado científico y alto responsable de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) estadounidenses, recibió 285.000 dólares (226.000 euros) de la empresa farmacéutica Pfizer, a la que proporcionó, entre 1998 y 2004, miles de muestras biológicas de pacientes de Alzheimer y familiares, extraídas para investigaciones de los laboratorios estatales. Ésta es la conclusión de la comisión del Congreso de EE UU que ha investigado el caso durante más de un año, cuyo informe dice que no hay pruebas de que la empresa fuera consciente de prácticas dudosas por parte de Sunderland.

Las muestras entregadas por Sunderland a Pfizer fueron 3.200 viales con fluido de médula espinal humana y 388 tubos de ensayo de plasma, tomadas a voluntarios en 14 programas de investigación de Alzheimer. "Las muestras mismas y los datos clínicos asociados se consideran valiosas por su utilidad en diagnóstico, terapias, investigación y fines comerciales", explica el informe de la comisión del Congreso, que estima que la obtención de las muestras costó 6,4 millones de dólares a los NIH.

Sunderland se acogió a la Quinta Enmienda (el derecho a no autoinculparse) en su comparecencia ante la vista del informe en el Congreso, celebrada los pasados días 13 y 14. Asimismo declinó hacer declaraciones a los medios de comunicación.

La Oficina de Evaluación y Gestión de los Institutos Nacionales de Salud realizó en 2004 una investigación interna de las actividades de Sunderland y concluyó que "estaba implicado en irregularidades graves y que había violado las reglas éticas de los NIH, así como de la legislación y regulación federales". El científico no ha sino acusado de delito penal y mantiene su empleo en los NIH. Su superior, Thomas R. Insel, director del Instituto Nacional de Salud Mental, ha declarado que "dada la gravedad" de las supuestas irregularidades de Sunderland, "debería ser despedido", informa Los Ángeles Times.

En total Sunderland, de 53 años, recibió casi 600.000 dólares de Pfizer en pago de charlas y servicios de asesoría. Pero el informe explica que 311.000 dólares de dicha cantidad correspondieron a actividades que hubieran sido autorizadas en su momento si hubiera pedido permiso, aunque ahora están prohibidas por los NIH a raíz de este caso. El experto en Alzheimer desarrollaba programas de investigación con la empresa farmacéutica aprobados por su institución, pero ni pidió permiso para realizar sus actividades extra ni comunicó los ingresos que por ellas recibía.

El informe de la comisión parlamentaria señala que es muy distinto la colaboración de un científico de una institución pública con una empresa privada de la entrega de muestras que pertenecen a la institución.

Sunderland lleva casi 25 años en los NIH y es un especialista reconocido en la investigación de diagnósticos y tratamientos del Alzheimer. Su abogado dijo a los NIH que su cliente no había ignorado intencionadamente regla alguna.

La comisión del Congreso comenzó a investigar el caso Sunderland tras la declaración de otra investigadora de los NIH, Susan Molchan, quien denunció la desaparición de más del 95% de las muestras de fluido de la médula espinal que estaban guardadas en un refrigerador. Molchan declaró esta semana ante la comisión del Congreso que cuando preguntó acerca de esas muestras desaparecidas, Sunderland le respondió que se habían destruido al descongelarse el equipo, lo que, según ella, carecía de sentido.

Además de la investigación concreta del caso, la comisión parlamentaria ha sacado a la luz el escaso control formal que los NIH tienen sobre las muestras de tejidos y fluidos humanos almacenadas en más de 600 laboratorios. "Sería realmente una vergüenza descubrir que los NIH tienen más control sobre sus clips y sus papeleras que sobre sus muestras de tejido humano", afirma el congresista Joe Barton, presidente del comité de investigación, en un comunicado emitido esta semana.

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