Reportaje:EL PAÍS | MOZART

Todas las caras del genio

EL PAÍS ofrece desde hoy lo más significativo de la obra de Mozart en 30 discos compactos

El 27 de enero de 1756 venía al mundo, en Salzburgo, Wolfgang Amadeus Mozart. Hoy, como siempre, la mejor forma de recordarle a los 250 años de su nacimiento es escuchar su música, bien sea de nuevo o -sin vergüenza ninguna y con el ánimo bien dispuesto- por vez primera. Y, en cualquier caso, de la mano de unos cuantos intérpretes de primera fila como los que propone EL PAÍS en su colección de 30 discos compactos que se venderán con el diario al precio de 2,95 euros.

Para abrir boca, la primera entrega -los conciertos para piano y orquesta números 12, 14 y 20- se ofrece gratuitamente co...

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El 27 de enero de 1756 venía al mundo, en Salzburgo, Wolfgang Amadeus Mozart. Hoy, como siempre, la mejor forma de recordarle a los 250 años de su nacimiento es escuchar su música, bien sea de nuevo o -sin vergüenza ninguna y con el ánimo bien dispuesto- por vez primera. Y, en cualquier caso, de la mano de unos cuantos intérpretes de primera fila como los que propone EL PAÍS en su colección de 30 discos compactos que se venderán con el diario al precio de 2,95 euros.

Para abrir boca, la primera entrega -los conciertos para piano y orquesta números 12, 14 y 20- se ofrece gratuitamente con el ejemplar de hoy, domingo. A partir de mañana, todos los lunes, martes y miércoles, hasta el 14 de marzo, los lectores de EL PAÍS dispondrán de un nuevo compacto hasta completar una magnífica discoteca mozartiana en la que no faltará ninguna de sus obras capitales dentro de todos los géneros tocados por el compositor.

La discoteca mozartiana incluye las obras capitales de todos los géneros
En los conciertos para piano y orquesta están todas las obsesiones del compositor
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La colección se estructura en torno a la idea de dar una visión amplia, suficiente y rigurosa del Mozart esencial, de ese músico que jamás parecía separar la grandeza de su creación de la aparente trivialidad -unas veces, feliz; otras, dramática- de su vida cotidiana. Un músico del que nos han llegado imágenes diversas, testimonios variados, leyendas sin fundamento y muestras evidentes de que el genio puede vivir con los pies bien anclados en la tierra. Un músico del que su obra lo dice todo, pues todo lo abarca. Por eso la colección no deja de lado ninguna faceta de la producción mozartiana en cualquiera de sus formas, bien sea la ópera, los conciertos, la música de cámara o la orquestal. Y lo hace, además, a través de una selección de intérpretes que nos llevan desde la concepción más clásica hasta la que se basa en una rigurosa historiografía musical, desde las versiones más tradicionales a aquellas que han revolucionado el acercamiento a los clásicos merced al uso de técnicas e instrumentos propios de la época del autor.

Comenzaremos por un grande, grandísimo, como el pianista Maurizio Pollini en funciones, también, de director de orquesta. Encontraremos batutas señeras en cualquier repertorio como los de Josef Krips, Erich Kleiber, Karl Böhm, Otto Klemperer o Carlo Maria Giulini, al mando de formaciones como la Filarmónica de Viena, la Filarmónica de Berlín o la Philharmonia de Londres. Podremos, a la vez, reconocer las razones de la reivindicación como mozartiano de una figura como la de Herbert von Karajan. Reconoceremos el talento de maestros especialmente apreciados por las gentes de la música como Rudolf Kempe, y podremos redescubrir algún nombre que, tras su muerte, se ha convertido en un mito, como Günter Wand. Del lado de los especialistas, el panorama es igualmente impresionante. En la música de cámara, el Cuarteto Mosaïques -con el exquisito Christoph Coin, que aparece, igualmente, como director del Ensemble Baroque de Limoges- o el Festetics, el grupo Nachtmusik o ese extraordinario renovador de los hábitos interpretativos del barroco y el clasicismo que es Sigiswald Kuijken con La Petite Bande. La violinista Midori Seiler y el fortepianista Jos van Immerseel, como Ronald Brautigan o Paul Badura Skoda -ambos al teclado-, han marcado un antes y un después en el acercamiento a la obra camerística de Mozart, ofreciendo desde su posición, filológica siempre pero nunca exenta de emoción, una nueva forma de entender unas obras que, escuchadas en sus versiones, nos ofrecen nuevas e iluminadoras posibilidades. A su lado, grandes solistas, como el fabuloso trompa Alan Civil, la magnífica viola Nobuko Imai, la flautista Sharon Bezaly -una de las más interesantes revelaciones de los últimos años- o el siempre sensible pianista Stephen Hough -uno de esos virtuosos cuya naturalidad hace olvidar su excelente mecánica- componen un panorama difícilmente mejorable. A ellos se unen grupos de la categoría de la Orquesta de Cámara Ostrobotnia, el Cuarteto Orlando o los Solistas de Viento de la Filarmónica de Berlín.

Todas las facetas de la obra mozartiana están presentes en las diferentes entregas de la serie. Arranca con los conciertos para piano y orquesta, una de las formas que Mozart consagró definitivamente, en la que están presentes todas sus obsesiones y a través de la cual puede seguirse mejor su evolución creadora. También en el terreno de los conciertos aparecen muestras de los escritos para violín, clarinete, flauta y trompa. Y, cómo no, las óperas, las cuatro fundamentales de su autor, como son Las bodas de Fígaro, Don Giovanni, Così fan tutte y La flauta mágica. Sinfonías y serenatas darán una idea de lo mejor de su música orquestal, mientras que en la de cámara, los cuartetos, quintetos y sonatas para violín y piano, quedará claro cuál era el sentido de sus obras más íntimas, lo que habrá de suceder igualmente con las dedicadas al teclado. Habrá también esas curiosidades que muestran al Mozart menos habitual pero no menos ligado a su peripecia personal, como sucede con su música masónica, con aquella que escribió cuando era todavía un niño prodigio y con la que se reúne bajo el título de Cámara oculta.

Una empresa como esta requiere, igualmente, de unos comentarios esclarecedores, útiles y abarcadores al mismo tiempo, que estarán a cargo de un grupo de especialistas reunidos de entre los mejores críticos y musicólogos españoles, sin que falten algunos de los nombres que escriben habitualmente sobre música en las páginas de EL PAÍS. Título a título, el comprador de la serie podrá seguir la evolución de la biografía mozartiana a través de los comentarios de dos expertos de la categoría de Arturo Reverter y H. C. Robbins Landon, quienes han dado muestras de su conocimiento en distintos libros dedicados a la figura del compositor salzburgués. Las grabaciones corresponden, igualmente, a criterios de estricta calidad, y las firmas responsables -distribuidas en España por Diverdi- son referencias indiscutibles para los aficionados de todo el mundo: Andante, Naïve, BIS, Testament, Supraphon, Dynamic, Orfeo, Zig-Zag, Accent, Glossa y Arcana. Celebremos el año Mozart escuchando su música.

Un grupo de músicos de la Orquesta Filarmónica de Viena, en el tradicional concierto de Año Nuevo de 2004.AP
Retrato de Mozart, realizado por Barbara Krafft, a la izquierda.S. LAUTERWASSER
El director de orquesta Herbert von Karajan
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