Columna

¿Quién mueve la ignorancia?

Resulta sorprendente el encono con que un grupo de vecinos rechaza la sala de venopunción de Vall d'Hebron, y sorprende más todavía cuando se observa que se encuentra dentro del recinto del hospital, y no en la parte más próxima a los barrios de Sant Genís y Montbau, sino en la más alejada. Aducen que la sala atraerá a drogadictos de toda la ciudad, pero es muy difícil, por su ubicación, que los usuarios de la sala pongan siquiera el pie en esos barrios, a no ser que vivan en ellos. Ahora se ha sabido que tres de cada cuatro usuarios son del propio distrito. Porque también en estos barrios se ...

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Resulta sorprendente el encono con que un grupo de vecinos rechaza la sala de venopunción de Vall d'Hebron, y sorprende más todavía cuando se observa que se encuentra dentro del recinto del hospital, y no en la parte más próxima a los barrios de Sant Genís y Montbau, sino en la más alejada. Aducen que la sala atraerá a drogadictos de toda la ciudad, pero es muy difícil, por su ubicación, que los usuarios de la sala pongan siquiera el pie en esos barrios, a no ser que vivan en ellos. Ahora se ha sabido que tres de cada cuatro usuarios son del propio distrito. Porque también en estos barrios se consume y se vende droga. Es difícil imaginar mayor grado de insolidaridad con los propios vecinos. Y mayor grado de ignorancia, pues la sala lo que hace es evitar daños a los drogadictos, pero también a sus familias y a los propios vecinos. Puede que muchos protesten de buena fe, ignorando que son los primeros beneficiarios de tener una sala cerca, como lo son también de tener cerca un gran hospital. Pero ¿es sólo la ignorancia lo que mueve al rechazo? ¿A quién beneficia que los drogadictos del distrito puedan librarse de los camellos de la droga? ¿Quién mueve la ignorancia?

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