Nélida Piñon considera que "el arte surge de la visión del mal"

La escritora recibe mañana el Príncipe de Asturias de las Letras

La escritora brasileña Nélida Piñon (Río de Janeiro, 1937) sostuvo ayer en Oviedo que la creación literaria "no es una epifanía". "Nunca hubo un mundo perfecto, y el arte surge de la visión del mal. Nace de las asperezas, de las ausencias, de la compasión, de la angustia y de las injusticias. La literatura no busca un escenario ideal para existir porque de aguardar a un momento feliz de la humanidad, no habría arte", afirmó. Piñon recibirá mañana el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Nélida Piñon dice que la ficción literaria "nunca es un puro invento" porque tras cada texto s...

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La escritora brasileña Nélida Piñon (Río de Janeiro, 1937) sostuvo ayer en Oviedo que la creación literaria "no es una epifanía". "Nunca hubo un mundo perfecto, y el arte surge de la visión del mal. Nace de las asperezas, de las ausencias, de la compasión, de la angustia y de las injusticias. La literatura no busca un escenario ideal para existir porque de aguardar a un momento feliz de la humanidad, no habría arte", afirmó. Piñon recibirá mañana el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Nélida Piñon dice que la ficción literaria "nunca es un puro invento" porque tras cada texto subyace la experiencia del autor, pero también la tradición en la que se inserta y de la que es heredero, forjada por el devenir humano. El autor vive así entre "la imaginación" -"que se puede desarrollar"- y "el imaginario", que es "el conjunto de circunstancias, paisajes, idiomas, vivencias, olores..." que integran "un patrimonio que se hereda gratis porque en la vida todo lo demás se paga y caro". Para Piñon, además, la "literatura es suspender la incredulidad del lector" y "hacerle creer que forma parte de la ficción".

La escritora brasileña, de ascendencia gallega, que mañana recibirá en Oviedo el Príncipe de Asturias de las Letras, concibe en todo libro la existencia de "un propósito estético" y al tiempo un ideal, "que nunca es una sola idea, sino un código de señales". La obra literaria no ha de ser moralizante, opina, porque "no es un catecismo ni un compendio de buenas maneras", e incluso "puede exaltar la crueldad y al tiempo ser un buen libro". Pero en toda creación literaria "existe siempre una moral discreta, inserta dentro de una visión estética". "La literatura", afirma, "tiene una inclinación natural por la bondad" porque, aun cuando haga lo contrario, "logra sutilmente que el lector se oponga".

Esa interacción plena entre autor y lector, y entre el bien y el mal, que pretende Piñon como escritora la experimentó de niña como lectora. Dostoievski, con su Crimen y castigo, suscitó en ella uno de sus "mayores conflictos". Fue un trauma, pero me aportó la gran conciencia de la condición humana, la percepción de que yo formaba parte indisociable de la grey de la humanidad y que, a la vez, tenía la opción de elegir".

La novelista, profesora, narradora, autora teatral, ensayista y crítica literaria, sostiene que la creación literaria "no es una epifanía" y que "el arte surge de la visión del mal", de la compasión, de la angustia y de las injusticias.

Afable y muy cordial, fecunda en ideas y motivaciones, y muy expresiva en un español tamizado por la musicalidad del portugués, Piñon aspira a ser voz de varias culturas y distintas influencias, porque todas forman una polifonía que representa y conforma el género humano. Ella misma, hija y nieta de gallegos y a la vez brasileña pero también con una visión latinoamericana, cree que el mismo continente en el que nació es una buena síntesis de "la aventura humana" y que esa misma tradición y suma de culturas aflora en su obra.

Limpieza de sangre

"Es maravilloso porque en Latinoamérica no hemos nacido de la limpieza de sangre ni de la limpieza cultural, sino que, al igual que ocurre con el arte y la cultura, procedemos del caos, entendido no como un desorden incontrolado". En su caso, esa predisposición a abrirse a todas las influencias ha marcado su vida y su obra. "Yo he tenido siempre la opción y la felicidad de elegir entre dos culturas, y eso me ha fertilizado mucho. He disfrutado de la duplicidad del imaginario. Pero, además, soy una enamorada de los autores clásicos griegos, del latín, estudié en un colegio alemán, me he relacionado mucho con extranjeros. El mundo está entrelazado y esto es maravilloso", concluye la escritora.

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