La Bienal de Valencia se sumerge en el agua

44 creadores convierten los claustros y las salas de un convento en escenarios de arte contemporáneo

El agua salada del Mediterráneo recibe a los viajeros que llegan a Valencia por el aire y por la tierra. El aeropuerto, la estación de Renfe y las principales paradas del metro de la ciudad acogen una porción del mar que baña la playa de la Malva-rosa a través de grandes pantallas que proyectan imágenes en directo. Es la instalación de la artista valenciana Marusela Granell, Mirando el mar, que cierra la propuesta artística de esta tercera edición de la Bienal de Valencia, que ha reducido de forma notable sus espacios expositivos respecto a las dos ediciones anteriores.

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El agua salada del Mediterráneo recibe a los viajeros que llegan a Valencia por el aire y por la tierra. El aeropuerto, la estación de Renfe y las principales paradas del metro de la ciudad acogen una porción del mar que baña la playa de la Malva-rosa a través de grandes pantallas que proyectan imágenes en directo. Es la instalación de la artista valenciana Marusela Granell, Mirando el mar, que cierra la propuesta artística de esta tercera edición de la Bienal de Valencia, que ha reducido de forma notable sus espacios expositivos respecto a las dos ediciones anteriores.

De modo que el encuentro artístico se centra en la gran exposición del antiguo convento del Carmen. Los claustros gótico y renacentista, el refectorio gótico y las espaciosas salas de la antigua subsede del IVAM albergan 108 obras de artistas como Denis Santachiara, On Kawara, Andreu Alfaro, Miltos Manetas, Lawrence Weiner, Terry Rodgers, Robert Longo, Xavier Veilhan, Jane Simpson, Sergio Belinchón, Richard Kern o John Armleder.

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Algunas piezas han sido realizadas ex profeso por los creadores para el tema común de la Bienal de Valencia; otras fueron concebidas con mucha anterioridad, si bien aluden al agua en sus múltiples representaciones y simbolismos; y en este grupo de obras con años detrás se hallan también las que parecen o son ajenas por completo a la cuestión.

Distintas lecturas

Los comisarios de la exposición Reflexiones de un pez en el mar profundo, la coreana Seung-duk Kim y el francés Franck Gautherot, explicaron ayer que la muestra tiene diferentes niveles de lectura y de entendimiento e incidieron en su propósito de generar una experiencia en el visitante que va más allá de lo obvio. "Como espectador, quizá sea necesario adoptar el punto de vista de un pez. El presidente Mao hubiera dicho: 'Ser como pez en el agua".

El agua es representada en sus distintos estados. En el líquido, por ejemplo, flotan las lúdicas esculturas de Yayoi Kusama -una de sus obras ha prestado el nombre para esta exposición- sobre la escenografía proyectada por Santachiara, y al sólido pertenece la efímera escultura de hielo Toblerone, de Olivier Mosset.

Una cortina de niebla inicia el recorrido expositivo y anuncia que se va a penetrar en un mundo de ilusión, "en un territorio atmosférico", apuntó Gautherot. Una desconcertante sensación transmiten los órganos dispersos de los nadadores del Hwang Jongmyung, que sobresalen del suelo de uno de los claustros. Críticas con el consumismo son las fuentes de agua y vapor realizadas en cerámica dorada en forma de neumáticos de la suiza Sylvie Fleury. La música compuesta como "para una banda sonora de una película" por Arto Lindsay acompaña durante todo el recorrido, dividido en diferentes "islas", añadieron los comisarios.

En el mismo convento tuvo lugar anoche un desfile protagonizado por bailarines del Centre Coreogràfic de la Comunidad Valenciana. Vestían los modelos concebidos por diseñadores valencianos como Hannibal Laguna, Porfin, Matilda o La Cantante Calva, que se han inspirado en el agua. "Son 15 diseñadores que interpretan el mar", especificó el diseñador Francis Montesinos en la presentación. Añadió que se trata, además, de un homenaje a la virgen que sale del mar. El desfile fue el acto oficial de inauguración de la Bienal de Valencia, que abre hoy sus puertas al público.

Un encuentro que "pretende ser un laboratorio" de ideas de las diferentes disciplinas artísticas", comentó el director artístico del encuentro, Luigi Settembrini. Éste destacó que la Bienal de Valencia "ha contribuido notablemente a presentar la ciudad al resto del país y al mundo entero como una capital concienciada e interesada en los fenómenos de hoy".

El consejero de Cultura, Alejandro Font de Mora, dijo: "Queremos que esta bienal sea un laboratorio artístico que sirva de estímulo a la carrera de muchos artistas valencianos y, al mismo tiempo, de plataforma de proyección internacional".

La exposición Reflexiones de un pez en el mar profundo, en el convento del Carmen; la instalación de Marusela Granell, Mirando al mar, patrocinada por la CAM, y el desfile y danza de modelos forman la programación de la Bienal de Valencia. También se han proyectado diversas actividades paralelas en campos como el cine o el teatro.

La performance de Julie Atlas -"mira, una sirena", comentó un soprendido niño a otro, al término de la presentación- sólo estaba prevista para ayer, a pesar de haber prestado su imagen al catálogo y a la cartelería del encuentro. Por ello, el certamen se presentó en l'Oceanogràfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.

La artista estadounidense Julie Atlas realizó ayer una coreografía en un acuario de l'Oceanogràfic en la presentación de la Bienal de Valencia.JESÚS CISCAR
Obra de Kusama, en uno de los claustros.J.C.
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