Los países suramericanos aprueban crear una gran red de gasoductos para garantizar el suministro en la región

Los presidentes de los países de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) han puesto en marcha un proyecto conocido como "anillo energético", que consiste en crear una red de abastecimiento de gas para el Cono Sur desde el yacimiento peruano de Camisea. La idea, que comenzó a gestarse tras la crisis energética que el año pasado vivió Argentina, y que afectó a sus vecinos Chile, Uruguay y Brasil, se aceleró recientemente por la crisis social y política en Bolivia, el mayor productor de gas de la región.

"Esta integración energética es el símil de aquella Comunidad del Carbón y de...

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Los presidentes de los países de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) han puesto en marcha un proyecto conocido como "anillo energético", que consiste en crear una red de abastecimiento de gas para el Cono Sur desde el yacimiento peruano de Camisea. La idea, que comenzó a gestarse tras la crisis energética que el año pasado vivió Argentina, y que afectó a sus vecinos Chile, Uruguay y Brasil, se aceleró recientemente por la crisis social y política en Bolivia, el mayor productor de gas de la región.

"Esta integración energética es el símil de aquella Comunidad del Carbón y del Acero de la Europa naciente", consideró el titular de la Comisión de Representantes Permanentes de Mercosur, el ex presidente argentino Eduardo Duhalde, en alusión a la organización que hace medio siglo fue el germen de la UE.

La idea inicial prevé la construcción de un gasoducto desde Pisco (norte de Perú) hasta Tocopilla (norte de Chile), en un recorrido de unos 1.200 kilómetros y con una capacidad de transporte de unos 30 millones de metros cúbicos diarios. Parte del gas se transportará a Argentina, Brasil y Uruguay a través de la red de gasoductos ya existente.

La construcción del anillo, que demandará una inversión de 2.500 millones de dólares, permitirá reducir la vulnerabilidad de estos países, que, en gran medida, dependen del gas de Bolivia, donde la explotación de los hidrocarburos por parte de empresas extranjeras ha originado protestas de los movimientos populares.

El ambicioso proyecto, sin embargo, tiene su talón de Aquiles. Sin la participación activa de Bolivia, la garantía del suministro difícilmente se extienda más allá del corto y medio plazo. Ante la gran demanda ya existente y el previsible aumento en los próximos años, el yacimiento de Camisea no es suficiente para abastecer a todos los clientes del Cono Sur. En tamaño y reservas, este gran bloque es similar al de Margarita en Bolivia. La participación boliviana en el "anillo" es, por tanto, necesaria.

El ministro de Exteriores peruano, Manuel Rodríguez Cuadros, dejó claro que para que el proyecto tenga futuro es "condición necesaria" que Bolivia, como fuente de suministro, y Paraguay, como consumidor y territorio de paso del gas, se incorporen. El viceministro de Minas y Energía paraguayo, Héctor Ruiz, aclaró que su país analizará cómo sumarse al proyecto, ya que actualmente compra gas a Bolivia a un precio menor al que ofrece Perú.

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En el caso de Bolivia, su incorporación depende de cómo sortee su actual crisis política y de lograr financiación para su parte del proyecto. Hugo Chávez, presidente de Venezuela (país que negocia su ingreso a Mercosur), respaldó el ingreso boliviano e incluso propuso la creación de la empresa Gas del Sur, a imitación de Petrosur, la sociedad creada el año pasado entre las petroleras estatales Petrobras, de Brasil; Enarsa, de Argentina, y la venezolana PDVSA.

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