EL FIN DE LA II GUERRA MUNDIAL EN EUROPA

Putin reivindica la URSS que derrotó a Hitler

El presidente ruso pide sacar lecciones de la II Guerra Mundial y cerrar filas contra el terrorismo

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, aprovechó ayer los festejos del 60º aniversario del fin de la II Guerra Mundial para exhortar al más de medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno, que se habían dado cita en la plaza Roja y en el Kremlin, a sacar lecciones de aquella tragedia y a cerrar filas contra el terrorismo: "Ante la amenaza real del terrorismo debemos permanecer fieles al recuerdo de nuestros padres, estamos obligados a defender un orden mundial basado en la seguridad y la justicia, en una nueva cultura que no permita repetir ni la guerra fría ni la caliente", sentenció. Put...

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El presidente de Rusia, Vladímir Putin, aprovechó ayer los festejos del 60º aniversario del fin de la II Guerra Mundial para exhortar al más de medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno, que se habían dado cita en la plaza Roja y en el Kremlin, a sacar lecciones de aquella tragedia y a cerrar filas contra el terrorismo: "Ante la amenaza real del terrorismo debemos permanecer fieles al recuerdo de nuestros padres, estamos obligados a defender un orden mundial basado en la seguridad y la justicia, en una nueva cultura que no permita repetir ni la guerra fría ni la caliente", sentenció. Putin reivindicó el papel de la URSS como la clave de la derrota del nazismo y dedicó el mayor elogio a la Alemania de hoy.

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Putin presidió en la plaza Roja un desfile militar histórico y moderno, en el que participaron cerca de 10.000 uniformados, entre veteranos de la guerra y representantes de los diversos cuerpos del Ejército y otras instituciones rusas que poseen tropas. Sentados en la tribuna, al lado de Putin y de su esposa, Ludmila, estaba el presidente norteamericano, George W. Bush, con su consorte, Laura. En primera fila, les acompañaban también el presidente francés, Jacques Chirac, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, y su esposa, Doris.

Putin destacó la contribución de los aliados (EE UU, Reino Unido y Francia) y de los "antifascistas" de Alemania y Francia a la victoria contra el nazismo. Sin embargo, dejó muy claro que el factor clave fue el esfuerzo de la Unión Soviética. "Los acontecimientos más crueles y decisivos que determinaron el curso de esa guerra inhumana ocurrieron en el territorio de la URSS", dijo el líder ruso. "Fue el Ejército Rojo el que dio al traste con los planes de Hitler y paró el avance de las tropas nazis", sentenció.

Paradójicamente, los elogios más efusivos del presidente de Rusia fueron para el país heredero del antiguo agresor. La "reconciliación histórica" entre Rusia y Alemania es uno de los "logros más valiosos de la Europa de posguerra y un ejemplo digno de divulgación en la política moderna mundial", señaló rotundamente Putin, quien mencionó también positivamente a los "antifascistas alemanes e italianos".

La fiesta de ayer comenzó temprano por la mañana, cuando Putin recibió en el Kremlin a los mandatarios internacionales por riguroso orden alfabético, cuando todavía lloviznaba sobre Moscú. George Bush fue el primero en cerrar su paraguas, antes incluso de que la lluvia cesara por efecto de 11 aviones que, de madrugada, bombardearon las nubes en las afueras de la capital para asegurar el buen tiempo. El presidente norteamericano partió ayer mismo con rumbo a Georgia, cuyo líder, Mijaíl Saakashvili, estaba ausente ayer en Moscú en protesta por la falta de acuerdo sobre la retirada de las bases rusas de su territorio.

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Bandera roja

Inició el desfile la bandera roja que los soldados soviéticos hicieron ondear en el Reichstag en 1945. La reliquia, que muestra en su urdimbre las huellas del tiempo, sólo abandona el museo del Ejército en las grandes ocasiones. Siguieron después 130 camiones especialmente construidos en el estilo de la época que portaban a 2.600 veteranos de uniforme en asientos especiales con respaldo y tapicería, en lugar de los duros bancos de madera tradicionales.

Luego marcharon 7.000 soldados en activo, entre los que había quienes se han ganado condecoraciones en zonas calientes, como el Cáucaso. El desfile terminó con una exhibición de 12 aviones de combate, que dibujaron en el aire los colores de la bandera rusa. Los líderes depositaron flores en la tumba del soldado desconocido y se dirigieron al Kremlin, donde además de participar en una recepción mantuvieron minicumbres diplomáticas.

La amenaza de proliferación nuclear procedente de Corea del Norte fue el motivo de conversación más extendido. Putin lo trató tanto con Bush, la víspera en una cena en las afueras de Moscú, con el presidente surcoreano, Roh Moo-hun, y con su homólogo chino, Hu Jintao.

Por otra parte, los miembros del Cuarteto de Madrid para Oriente Próximo (Rusia, UE, EE UU y la ONU) también se reunieron en la capital rusa, pero la idea de Putin de celebrar una conferencia internacional no parece haber despertado grandes entusiasmos, por lo menos a corto plazo, ya que los interlocutores del Kremlin creen que hay que concentrarse ahora en otro trabajo concreto, como es la retirada de Israel de los territorios palestinos.

La culminación de la jornada a mediodía fue el tañer conjunto de las campanas de 350 iglesias ortodoxas de Moscú. A medida que los dirigentes internacionales se marchaban, los moscovitas volvieron a apoderarse de su ciudad, tomada prácticamente por la policía en el mayor despliegue policial jamás visto. En los parques de Moscú hubo ayer conciertos populares y el maestro Guérguiev dio un concierto al aire libre en el parque de la Victoria. Los festejos terminaron en la noche con los tradicionales fuegos artificiales.

Veteranos rusos de la II Guerra Mundial saludan durante el desfile en la plaza Roja de Moscú.REUTERS

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