La ceremonia de los Nobel ensalza la literatura transgresora de Elfriede Jelinek

La escritora, aquejada de "fobia social", recibirá el galardón en Viena el próximo día 17

Ocho científicos recibieron ayer en el Konserthuset de Estocolmo, de manos del rey Carlos Gustavo, el diploma, la medalla y el cheque por valor de 10 millones de coronas (1,1 millones de euros) con que está dotado el Premio Nobel 2004. Al mismo tiempo, dos economistas se hacían acreedores de la misma dotación instituida por el Banco Nacional de Suecia en memoria de Alfred Nobel. La ausencia de la austriaca Elfriede Jelinek, Nobel de Literatura, restó a la ceremonia su mayor atracción. La escritora, aquejada de "fobia social", recibirá el galardón en la Embajada sueca en su país el día 17.
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Ocho científicos recibieron ayer en el Konserthuset de Estocolmo, de manos del rey Carlos Gustavo, el diploma, la medalla y el cheque por valor de 10 millones de coronas (1,1 millones de euros) con que está dotado el Premio Nobel 2004. Al mismo tiempo, dos economistas se hacían acreedores de la misma dotación instituida por el Banco Nacional de Suecia en memoria de Alfred Nobel. La ausencia de la austriaca Elfriede Jelinek, Nobel de Literatura, restó a la ceremonia su mayor atracción. La escritora, aquejada de "fobia social", recibirá el galardón en la Embajada sueca en su país el día 17.

"La extraña mezcla de voces que hablan desde su escritura deja perplejo", dijo Engdahl
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Este año, la alegría, el colorido de sus trajes, el canto y la danza se los llevó Oslo, donde recibía el Premio de la Paz la activista keniana Wangari Maathai. Sin duda, los problemas de rechazo a la sociabilidad de la escritora Elfriede Jelinek se lo habían puesto difícil a los organizadores de la gala, poco o nada acostumbrados a afrontar situaciones no previstas. Pero, pese a ello, el deseo de poner por unas horas a Estocolmo en el centro de atención mundial, a través de la ceremonia de entrega de los premios Nobel, y la fiesta en el Salón Azul del Ayuntamiento con que culmina el día en que se recuerda el aniversario de la muerte del inmortal donante, Alfred Nobel, se cumplió una vez más.

Con su habitual puntualidad -y en presencia de aproximadamente 1.500 espectadores, los reyes Carlos Gustavo y Silvia, representantes del Gobierno, la cultura, cuerpo diplomático y familiares de los premiados-, abrió la ceremonia el presidente de la Fundación Nobel, Bengt Samuelsson, quien repasó el proceso que conduce a la elección de los premiados en las diversas disciplinas estipuladas en el testamento de Alfred Nobel. Aludió a los numerosos expertos en dichas disciplinas que en diversos países han trabajado en la selección de los candidatos, lo que confiere a los premios el carácter universalista que expresara Nobel en su testamento.

El profesor Samuelsson recogió una de las críticas más frecuentes que se han formulado a la adjudicación de estos premios, que es la poca presencia femenina entre sus destinatarios. El hecho de que en 2004 tres mujeres hayan obtenido el Nobel es un síntoma, según el profesor, de que se está produciendo un cambio que, pronosticó, se incrementará en los próximos años.

La presentación de los premiados en Física estuvo a cargo del profesor Lars Brink, de la Real Academia de Ciencias, que destacó los trabajos de David J. Gross, de la Universidad de Santa Bárbara, California; de los investigadores David Politzer y Frank Wilczek, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del Instituto de Tecnología de California, en Pasadena, respectivamente, por sus descubrimientos en el campo de la teoría de la física de partículas.

Las aportaciones de los premiados en química fueron descritas por el profesor Lars Thelander. Ellos son Aaron Ciechanover y Avram Hershko, del Instituto Tecnológico de Haifa, Israel, e Irwin Rose, de la Universidad de California en Irvine. Sus investigaciones describieron el principal sistema de reciclado de las proteínas en los seres vivos, lo que condujo a aplicaciones médicas contra el cáncer. Ciechanover tuvo la alegría de encontrar en Suecia a un paciente que se había beneficiado de sus investigaciones y había conseguido superar un cáncer considerado incurable.

Richard Axel, del Instituto Howard Hughes de la Universidad de Columbia en Nueva York, y Linda Buck, del Fred Hutchinson Cancer Research Center, en Seattle, fueron presentados por el profesor Sten Grilliner, quien destacó sus investigaciones sobre los receptores del olfato, que nos permiten distinguir entre más de 10.000 fragancias complejas.

En sustitución de la presencia física de la escritora laureada en Literatura, Elfriede Jelinek, un vídeo mostraba su rostro y algunas escenas en su domicilio de Viena, cuando el secretario permanente de la Academia sueca, Horace Engdahl, trazó una semblanza de su literatura, que comparó con un flujo musical de voces que en sus novelas revelan lo absurdo de los clichés de la sociedad y sus relaciones con el poder. "Lo que deja perplejo al leerla", dijo Engdahl, "es la extraña mezcla de voces que hablan desde su escritura". Elogió la valentía de esta autora en su posición intransigente con los cánones habituales de la sociedad contemporánea.

Jelinek grabó su discurso para la Academia sueca y ésta lo proyectó el pasado martes. En su texto, titulado Al margen, la escritora afirmaba: "Los márgenes están al servicio de la vida aunque no se desarrollen en el mismo lugar". Y en otro vídeo, exhibido el jueves por la noche en un homenaje en México, reclamó que se ponga fin a los asesinatos en Ciudad Juárez. Se refirió, según informa Efe, a "esos espantosos homicidios de mujeres a lo largo de la frontera entre los EE UU y México, donde fueron asesinadas y luego tiradas como suciedad, como basura, mujeres jóvenes de la clase trabajadora que intentaron labrarse una vida mejor a través del trabajo".

El profesor Jörgen Weibull presentó ayer, finalmente, en el Konserthuset de Estocolmo, a los economistas Finn E. Kydland, noruego-americano, y Edward C. Prescott, de las Universidades de California en Santa Barbara, y de Arizona, respectivamente, por su contribución a la teoría de la dinámica macroeconómica que explica las fuerzas que impulsan los ciclos económicos.

La Real Orquesta Sinfónica y la soprano Susanne Anderson interpretaron piezas de Mozart, Rossini, Bach y Alfvén, entre otros compositores. La interpretación del himno nacional sueco cerró la ceremonia en la Casa de Conciertos de Estocolmo.

Horas más tarde, la fiesta continuó, en un ambiente que fue haciéndose cada vez más distendido a medida que pasaban las horas, con la cena y baile en el Salón Azul del Ayuntamiento.

Vista del Konserthuset de Estocolmo, ayer, durante la ceremonia de entrega de los premios Nobel.ASSOCIATED PRESS
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