El agua del Llobregat está cada vez más salinizada

La cuenca registra contaminación por cloruros muy por encima del nivel recomendado

La calidad del agua del río Llobregat es preocupante. La Generalitat ha visto crecer los problemas de salinidad de uno de los principales abastecedores de agua de boca del área metropolitana de Barcelona "en los dos últimos años", explica Gabriel Borràs, de la Agencia Catalana del Agua. En 2000, la Administración catalana invirtió más de seis millones de euros para desviar el río Cardener y evitar que la contaminación que llevaba este afluente llegara al Llobregat. El Cardener ha mejorado, pero la situación hoy es peor, ya que las filtraciones de la montaña de residuos de Sallent salinizan el ...

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La calidad del agua del río Llobregat es preocupante. La Generalitat ha visto crecer los problemas de salinidad de uno de los principales abastecedores de agua de boca del área metropolitana de Barcelona "en los dos últimos años", explica Gabriel Borràs, de la Agencia Catalana del Agua. En 2000, la Administración catalana invirtió más de seis millones de euros para desviar el río Cardener y evitar que la contaminación que llevaba este afluente llegara al Llobregat. El Cardener ha mejorado, pero la situación hoy es peor, ya que las filtraciones de la montaña de residuos de Sallent salinizan el Llobregat cada día con más intensidad.

Las plantas de potabilización del Llobregat tienen auténticos problemas para distribuir el agua. A menudo, admite la Agencia Catalana del Agua (ACA), la planta de Abrera debe rebajar el agua del Llobregat con la del Ter para poder servirla a Barcelona. Gabriel Borràs, de la ACA, explica que en la planta de Aguas Ter Llobregat de Abrera se registran a menudo elevados índices de conductividad (parámetro que mide el nivel de cloruros en agua), que se sitúan por encima de los 1.400 microsiemens, lo que impide distribuir esa agua por la red pública, ya que estos valores deben ser inferiores a 800 microsiemens.

Si el agua del Llobregat supera estos valores, la planta de Abrera se abastece del agua del Ter. De hecho, el 40% del agua que se capta del Ter (230 hectómetros cúbicos anuales) va a Barcelona. "El problema está en estos momentos en las montañas de residuos" de Sallent, según Borràs. Medio Ambiente quiere implicar a la empresa minera que los ha generado en la búsqueda de soluciones.

En su momento, el problema del agua del Llobregat se resolvió con la instalación de depuradoras en municipios y empresas. Pero ahora queda por solucionar la elevada conductividad, debida a la alta presencia de cloruros y de nitratos, entre otros productos, aunque los principales aportes proceden de los residuos de la minería.

Un nuevo emisor salino, descubierto en Sallent por grupos ecologistas a principios de noviembre, aporta al Llobregat más de 100 toneladas diarias de cloruros, una concentración 20 veces superior a la del mar. Esta aportación, fundamentalmente de cloruro sódico, contiene también un pequeño porcentaje de cloruro potásico, lo que determina que su origen sea la escombrera del Cogulló, una montaña blanca artificial, visible desde toda la comarca, que acumula 35.000 toneladas de sal, el desecho de potasa que se saca del subsuelo.El Departamento de Medio Ambiente tiene intención de destinar fondos europeos a la búsqueda de una solución para paralizar un proceso de contaminación que va a más. Tener agua de calidad para aprovechar mejor los recursos propios es la única alternativa una vez rechazada la política de buscar trasvases, ya sea del Ebro o del Ródano.

En Medio Ambiente hay preocupación desde el eslabón más alto del organigrama. El consejero Salvador Milà visitó la zona de conflicto en dos ocasiones durante el pasado verano para analizar los problemas que causa la minería de la potasa, fundamentalmente la contaminación de aguas subterráneas y superficiales, y los hundimientos del suelo perforado por galerías.

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Pero los problemas de calidad del agua del Llobregat no se centran sólo en Abrera o en Sant Joan Despí. En la misma comarca del Bages se suceden los conflictos. En Sallent, el Ayuntamiento asumió la construcción de una planta potabilizadora en el 2002 porque los pozos, tradicional abastecimiento de la población, se salinizaron. En Sant Vicenç de Castellet se han disparado los valores de salinidad en las últimas semanas, hasta situarse por encima del valor límite de potabilidad (250 miligramos de cloruro por litro), según ha denunciado la plataforma Montsalat a partir de resultados de análisis propios.

Iberpotash, empresa de capital israelí propietaria de las minas de Sallent y Súria, se halla en una fase expansiva de arranque de mineral. De las galerías de Sallent salieron el año pasado 3.800 toneladas de mineral, del que sólo se aprovecharon unos 800.000 kilos para ser comercializados como potasa. El resto, casi en su totalidad, se deposita en un inmenso vertedero, a un ritmo de 3.000 toneladas anuales. Los efectos de esta montaña artificial han sido la contaminación progresiva de las aguas subterráneas y superficiales.

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