Un estudio cifra en 206 genes el genoma mínimo de la vida

Investigadores valencianos creen que bastaría para una bacteria

Investigadores del Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia creen que la vida autónoma se puede desarrollar con un número mínimo de genes, que cifran en 206 para una célula bacteriana. Este genoma mínimo es menor que el calculado en 1999 por Craig Venter en el primer trabajo teórico de este tipo y contribuye a sentar las bases para construir vida en laboratorio por acumulación de genes esenciales.

El estudio de estos investigadores se basa en la comparación de seis pequeños genomas, los de sendas especies de bacterias (organismos de una sola célula), así como en los estudios a...

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Investigadores del Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia creen que la vida autónoma se puede desarrollar con un número mínimo de genes, que cifran en 206 para una célula bacteriana. Este genoma mínimo es menor que el calculado en 1999 por Craig Venter en el primer trabajo teórico de este tipo y contribuye a sentar las bases para construir vida en laboratorio por acumulación de genes esenciales.

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El estudio de estos investigadores se basa en la comparación de seis pequeños genomas, los de sendas especies de bacterias (organismos de una sola célula), así como en los estudios anteriores sobre genes esenciales en microorganismos. Construir en el laboratorio una célula con capacidad de crecer y reproducirse a través de un repertorio genómico mínimo sería la siguiente etapa, que el director del trabajo y del Instituto Cavanilles, Andrés Moya, cree que su equipo "está en condiciones de llevar a cabo, si contara con personal de apoyo y dispusiera de la financiación necesaria", informa Efe.

El objetivo del trabajo, que se ha publicado en la revista de la Sociedad Americana de Microbiología, Microbiology and Molecular Biology Reviews, "es llegar a la definición de una lista de genes mínimos para que una célula bacteriana sea viable en un ambiente óptimo", afirmó Moya. El equipo está formado, además, por Rosario Gil, Francisco J. Silva y Juli Peretó.

Moya explicó que las bacterias endosimbióticas estudiadas son microorganismos que llevan ya muchos millones de años de evolución en el interior de los insectos. La disponibilidad de nutrientes en el entorno de las bacterias ha hecho que sus genomas perdieran información y sufrieran una reducción en el número de genes muy drástica. Así, estas bacterias contienen los genomas celulares con menor número de genes que se conocen", indicó.

El grupo de genética evolutiva del Instituto Cavanilles ya había secuenciado completamente los genomas de dos de estas bacterias: Buchnera aphidicola y Blochmania floridanus, procedentes de los pulgones y de las hormigas carpintero, respectivamente.

La intersección de estos dos genomas bacterianos con otros cuatro ya publicados y accesibles ha llevado a estos investigadores a proponer que, con sólo 206 genes, que detallan, esta bacteria hipotética podría crecer y reproducirse si se le suministra todo un conjunto de nutrientes y si no hay agresiones y cambios bruscos en el entorno, según indicó Moya. "Con investigaciones teóricas como la descrita se contribuye a la comprensión de cuáles son los requerimientos genéticos y bioquímicos necesarios y suficientes para la vida" añadió

En el trabajo realizado en 1999 sobre la bacteria Mycoplasma genitalium, la de menos genes conocida, Venter cifraba entre 265 y 350 el número mínimo. El genoma humano tiene unos 30.000 genes.

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