LA POSGUERRA DE IRAK | El traspaso de la soberanía

El Pentágono cederá el control de Irak al Departamento de Estado el 1 de julio

Powell asegura que EE UU abandonará el país árabe si se lo pide el futuro Gobierno iraquí

EE UU abandonará Irak si el nuevo Gobierno que debe tomar posesión el 1 de julio así se lo pide, según afirmaron ayer el secretario de Estado, Colin Powell, y Paul Bremer, representante -durante otros 45 días- de la Autoridad Provisional de la Coalición. Powell aclaró además en Washington que no veía probable que el Gabinete iraquí tomara esa decisión. En todo caso, y como avance de los cambios que se preparan, el Departamento de Estado, y no el de Defensa, tiene ya la autoridad presidencial necesaria para dirigir la política de EE UU en Irak después del 30 de junio.

"Si el Gobierno pro...

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EE UU abandonará Irak si el nuevo Gobierno que debe tomar posesión el 1 de julio así se lo pide, según afirmaron ayer el secretario de Estado, Colin Powell, y Paul Bremer, representante -durante otros 45 días- de la Autoridad Provisional de la Coalición. Powell aclaró además en Washington que no veía probable que el Gabinete iraquí tomara esa decisión. En todo caso, y como avance de los cambios que se preparan, el Departamento de Estado, y no el de Defensa, tiene ya la autoridad presidencial necesaria para dirigir la política de EE UU en Irak después del 30 de junio.

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"Si el Gobierno provisional nos pide que nos vayamos, nos iremos", dijo Bremer a una delegación de la provincia de Divala. "No creo que ocurra, pero, obviamente, no vamos a estar en países que no quieren que estemos". La respuesta revela la confusión que se desprende de Washington en cuanto a la política de Irak y la incertidumbre sobre las próximas semanas. Desde el presidente Bush hacia abajo, la política oficial es la de continuar la misión el tiempo que sea necesario, transferir la mayor parte de la soberanía a un Gobierno iraquí el 30 de junio y mantener el control de la seguridad. Pero la política real está en un proceso de cambio para adaptarse a la nueva situación, y sobre ese proceso intervendrá además la discusión que está arrancando en la ONU sobre la futura resolución.

Esta etapa de transformaciones quedó reflejada anoche en Washington, durante la reunión de los ministros de Exteriores del G-8, al término de la que Powell señaló: "Estamos allí para apoyar y proteger a los iraquíes y al nuevo Gobierno. No dudo de que el nuevo Ejecutivo dará la bienvenida a nuestra presencia y no me quita el sueño si van a pedirnos o no que continuemos; pero si ellos nos dicen que pueden garantizar la seguridad entonces nos iríamos".

La claridad de Powell contrasta con una comparecencia del subsecretario de Estado, Marc Grossman, el jueves en un comité de la Cámara. Después de afirmar que los iraquíes quieren que EE UU siga allí, Grossman fue presionado por el congresista Dana Rohrabacher: "¿Pero, si nos piden que nos vayamos, nos iremos, no?". El subsecretario no quería contestar, pero al final asintió. Poco después, dijo que la Constitución provisional iraquí y la ONU otorgaban a EE UU la responsabilidad de la seguridad. ¿Eso quiere decir que las tropas no se irán aunque se lo pida el Gobierno provisional? "Correcto", respondió Grossman.

En todo caso, la decisión dependerá de las negociaciones en la ONU para la nueva resolución y de las deliberaciones en Washington. Las energías de la Casa Blanca y del Pentágono están concentradas en el intento de digerir el escándalo de las torturas, pero hay otros asuntos pendientes. Uno de los principales es la decisión de dar al Departamento de Estado el control de la política en Irak, hasta ahora en manos de Defensa, a partir del 1 de julio. El presidente Bush firmó el pasado martes la orden ejecutiva, aunque no se ha hecho pública, quizá porque era al día siguiente de su visita de apoyo al Pentágono y en vísperas del viaje sorpresa del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, a Bagdad.

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La decisión se interpreta como una victoria parcial de las posiciones más dialogantes, representadas por el secretario de Estado, Colin Powell, sobre Rumsfeld, que aún pelea para recuperarse del daño político sufrido por la acumulación de errores en Irak.

Fuentes que han tenido acceso a la orden, entre ellas The New York Times, señalan que en ella se dice que cuando concluya la misión de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA), la representación de EE UU estará a cargo de un embajador [John Negroponte, un hombre de Powell,] y que el Departamento de Estado asumirá "la dirección, coordinación y supervisión de todos los empleados de la Administración y de las políticas y actividades de EE UU en Irak". Quedan excluidos aquellos estadounidenses que estén bajo mando militar y los que trabajen para organizaciones internacionales. Los primeros siguen dependiendo del Mando Central. Y en la orden se especifica que Powell "será responsable de la supervisión y la dirección de todas las ayudas".

Pacifistas escenifican las torturas contra presos iraquíes, frente a la casa de Rumsfeld en Washington. / REUTERS

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