El Gobierno prepara un plan especial de lucha contra el terrorismo internacional

Los atentados del 11-M han cambiado de la noche a la mañana las prioridades del Ministerio del Interior. El terrorismo internacional se ha convertido en una de las prioridades del nuevo Gobierno y en primera preocupación del nuevo titular de la cartera, José Antonio Alonso, que esta misma semana va a solicitar un informe a los mandos de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía sobre cómo debe organizarse la lucha contra el terrorismo islamista radical, sin descuidar el combate contra ETA y tratando de eliminar los roces y la competencia entre servicios de información. En la práctica, u...

Los atentados del 11-M han cambiado de la noche a la mañana las prioridades del Ministerio del Interior. El terrorismo internacional se ha convertido en una de las prioridades del nuevo Gobierno y en primera preocupación del nuevo titular de la cartera, José Antonio Alonso, que esta misma semana va a solicitar un informe a los mandos de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía sobre cómo debe organizarse la lucha contra el terrorismo islamista radical, sin descuidar el combate contra ETA y tratando de eliminar los roces y la competencia entre servicios de información. En la práctica, una reestructuración.

Ambos cuerpos apenas suman un millar de agentes destinados específicamente a tareas de información, prevención y contraterrorismo, de los que sólo un centenar se dedican a investigar las tramas de fanáticos islamistas, con muy pocos traductores y prácticamente ningún funcionario que hable árabe.

El ataque contra los trenes del pasado 11 de marzo en Madrid ha cambiado radicalmente la perspectiva española sobre el terrorismo. España ha dejado de ser la retaguardia islamista, un territorio de apoyo logístico y de retirada, para convertirse en una pieza más del tablero del terrorismo internacional.

ETA ha centrado el trabajo de los servicios de información durante los últimos 30 años, en los que la banda ha asesinado a casi 900 personas. Pero justo ahora, cuando ETA está más débil que nunca -según admiten todos los expertos antiterroristas- el terrorismo islamista ha llevado hasta el infinito su capacidad de amenaza sobre España.

Las fuerzas que ahora se pondrán a las órdenes de Alonso (Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía) suman en conjunto unas 120.000 personas, repartidas asimétricamente por el territorio. De ellas, apenas 1.000 están encuadradas en los servicios centrales de información, volcados en la lucha antiterrorista. Hay también agentes destinados a este cometido en las jefaturas superiores de policía y en las comandancias de zona de la Guardia Civil.

La Comisaría General de Información de la policía dispone de unos 500 agentes, incluyendo auxiliares, de los que sólo medio centenar se dedican al extremismo islamista. Las proporciones son casi idénticas en la Guardia Civil y en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), organismo que además cuenta con una gran red de enlaces y coordinadores internacionales.

Es decir, que de los servicios de información disponibles sólo un 10% trabajan en exclusiva sobre el terrorismo internacional. Apenas hay traductores y casi ninguno habla árabe. De hecho, en todas las comisarías hay hoy día carteles solicitando agentes que hablen o tengan conocimientos de árabe.

Más recursos

El nuevo Gobierno socialista pretende de manera prioritaria incrementar las fuerzas disponibles para combatir la amenaza del terrorismo internacional. Para ello, Alonso va a encargar esta misma semana informes a los mandos de cada cuerpo para que le den cuenta de las necesidades.

Las fuentes antiterroristas consultadas saludan esta iniciativa, pero recuerdan unas recientes declaraciones de George Tenet, máximo responsable de la CIA, en relación a los atentados del 11 de septiembre en Nueva York: "En cinco años, si seguimos invirtiendo, podremos ponernos al nivel de Al Qaeda".

Los expertos coinciden en que el terrorismo internacional requiere más medios policiales, un cambio de mentalidad en el trabajo policial -que debe extenderse a la judicatura- y, sobre todo, coordinación interna e internacional. Los mandos apuestan por la creación de una superunidad central antiterrorista que aglutine toda la información, y que debe contar necesariamente, para estar completa, alegan, con la presencia del Centro Nacional de Inteligencia.

Tanto Guardia Civil como policía indican que, para empezar a hablar, cada uno de ellos debería contar con 150 funcionarios dedicados al terrorismo internacional. El trabajo debería ser coordinado por una estructura superior, con capacidad operativa, a fin de que las distintas unidades "no se crucen en el campo de batalla" como ha ocurrido en ocasiones en la lucha contra ETA. El incremento de medios debería hacerse extensivo al CNI, que quedaría incluido en la unidad de coordinación. Y la coordinación debería ser efectiva, sin competencia entre servicios, con unidad de acción y sin tensiones.

La queja fundamental de los servicios antiterroristas es que en los últimos años no se hizo caso a los síntomas, a los avisos de que la amenaza contra España crecía. No se tomaron medidas cuando Osama Bin Laden, en noviembre pasado, amenazó directamente a España; varios trabajos policiales contra células durmientes fueron tirados por el suelo o vapuleados, como el del que se llamó comando Dixan (una célula idéntica ha sido encarcelada en Francia tras ser localizada con el mismo detergente) y apenas contaron, aseguran, con apoyo judicial.

Bases de datos unificadas

El mando unificado de policía y Guardia Civil que el nuevo ministro pondrá en marcha, tendrá en los próximos meses una estructura estable. Entre las prioridades figura la unificación de las bases de datos de la policía y la Guardia Civil, que puede ser clave en operaciones de prevención o de intervención contra el terrorismo.

Otro de los proyectos del Ministerio del Interior es la creación progresiva de unidades especiales conjuntas de investigación compuestas por agentes de la policía y de la guardia civil, una de cuyas misiones será también la lucha antiterrorista.