CATÁSTROFE EN ALHUCEMAS

Mohamed VI retrasa de nuevo su visita a la zona mientras crecen las protestas

La prensa pide que dimita el portavoz del Gobierno por la mala información de la televisión

El rey Mohamed VI presidió ayer una segunda sesión de trabajo dedicada a examinar la situación en la provincia de Alhucemas, golpeada por el terremoto, pero tampoco se desplazó hasta la región siniestrada en la noche del lunes al martes. En su entorno se indicó que el viaje real a Alhucemas tendría lugar hoy, viernes, y que si no se había llevado a cabo antes era para que la comitiva real no entorpeciese las operaciones de ayuda a las víctimas de la tragedia. El último balance oficial, aún provisional, señala que hubo 571 muertos y 405 heridos.

El martes, horas después del siniestro, el...

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El rey Mohamed VI presidió ayer una segunda sesión de trabajo dedicada a examinar la situación en la provincia de Alhucemas, golpeada por el terremoto, pero tampoco se desplazó hasta la región siniestrada en la noche del lunes al martes. En su entorno se indicó que el viaje real a Alhucemas tendría lugar hoy, viernes, y que si no se había llevado a cabo antes era para que la comitiva real no entorpeciese las operaciones de ayuda a las víctimas de la tragedia. El último balance oficial, aún provisional, señala que hubo 571 muertos y 405 heridos.

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El martes, horas después del siniestro, el monarca alauí y su corte se trasladaron hasta Tánger, situada a 330 kilómetros de Alhucemas, para, según señaló la agencia de prensa oficial MAP, "estar cerca de sus súbditos, seguir las operaciones de rescate" y desde allí dar el salto, "en las próximas horas", a la zona siniestrada.

¿Por qué esas "próximas horas" se han convertido en al menos tres días? Nadie sabe a ciencia cierta el motivo, aunque se sospecha que la multiplicación de réplicas del terremoto o las protestas por la mala distribución de la ayuda pueden explicar los sucesivos aplazamientos.

Buena parte de la prensa escrita marroquí arremetió en las últimas 48 horas contra la pésima organización de los servicios de socorro, la deficiente información dada por la televisión pública y las carencias de la comunicación del Gobierno. Al Ahdat al

Magrebia, el diario marroquí con mayor difusión, pidió, el miércoles, la dimisión del ministro de Comunicación y portavoz del Ejecutivo, Nabil Benabdallah, y ayer le secundó Aujourd'hui Le Maroc.

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A Benabdallah se le reprocha que RTM y 2M, las cadenas públicas, no dieran información e imágenes sobre el terremoto hasta transcurridas 12 horas del seísmo y que no se dignase a hacer declaraciones a las televisiones marroquíes, pero sí a una francesa.

Hasta el periódico Libération, órgano oficial del partido socialista, lamentaba ayer "la ausencia de reflejos profesionales" de las televisiones. La Asociación Marroquí de Defensa de los Derechos Humanos anunciará hoy en Tetuán la presentación de una querella contra los directores de los canales estatales. Ambos fueron nombrados por el soberano y no por el titular de Comunicación.

La población del norte de Marruecos se informa de la tragedia sintonizando las televisiones españolas y los canales árabes vía satélite como Al Yazira.

Más allá de las críticas contra Benabdallah, los mismos diarios se preguntan "dónde se ha metido el Gobierno" e ironizan sobre las declaraciones del titular de Sanidad, Mohamed Cheik Biadillah, que sostuvo públicamente que la situación estaba perfectamente controlada en la provincia de Alhucemas.

La censura no abarca al monarca alauí. Al contrario, la prensa le elogia por su seguimiento al detalle de la situación, las órdenes que imparte para que las víctimas sean rápidamente socorridas y su decisión de abrir una cuenta en el banco central para recaudar fondos, y a la que el propio rey ha hecho la primera aportación.

A causa, presumiblemente, de la multiplicación de las críticas contra el Gobierno, el primer ministro, Driss Jettu, hizo ayer a mediodía su primera aparición en televisión. Explicó que, en aplicación de las instrucciones reales, el Ejecutivo había suministrado a los afectados alimentos, medicinas y mantas, al tiempo que erigía campamentos para acoger a todos aquellos que no pueden regresar a sus casas derruidas.

Gendarmes marroquíes tratan de contener a un grupo de jóvenes que pretende acceder ayer al aeropuerto de Alhucemas para llevarse ayuda internacional.EFE

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