El Reino Unido estudia gravar la 'comida basura' para combatir la obesidad

El Nuevo Laborismo sigue empeñado en luchar contra la obesidad por la vía coercitiva. El año pasado se planteó dejar a los obesos sin medicina pública hasta que adelgacen. Descartada aquella idea, el Gobierno de Tony Blair se plantea ahora subir los impuestos que gravan la comida basura y los productos particularmente ricos en grasas o azúcar.

La propuesta de crear un impuesto específico o subir el tipo de IVA que actualmente devengan afectaría a lo que el Gobierno denomina "productos de baja calidad nutricional", según un documento elaborado por la Unidad Estratégica que nutre d...

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El Nuevo Laborismo sigue empeñado en luchar contra la obesidad por la vía coercitiva. El año pasado se planteó dejar a los obesos sin medicina pública hasta que adelgacen. Descartada aquella idea, el Gobierno de Tony Blair se plantea ahora subir los impuestos que gravan la comida basura y los productos particularmente ricos en grasas o azúcar.

La propuesta de crear un impuesto específico o subir el tipo de IVA que actualmente devengan afectaría a lo que el Gobierno denomina "productos de baja calidad nutricional", según un documento elaborado por la Unidad Estratégica que nutre de ideas directamente al primer ministro y que ha llegado a manos del diario The Times. Entre los productos castigados fiscalmente por sus efectos perversos en la salud de los británicos estarían numerosos productos lácteos, empezando por la propia leche entera, los quesos grasos y la mantequilla. También afectaría a la llamada comida basura, como las hamburguesas, las patatas fritas, aperitivos industriales, algunas bebidas carbónicas y ciertos dulces y confitería industrial. Pero muchos de estos productos devengan ya el tipo alto de IVA del 17,5%. La propuesta forma parte de la batería de ideas que maneja el Gobierno británico para luchar contra la obesidad, un problema de salud que en 1980 afectaba al 10% de los británicos y ahora a más del 20%.

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La idea de gravar fiscalmente los alimentos grasos fue manejada ya el año pasado por la Asociación Médica Británica, que pidió una tasa para penalizar el consumo de grasas saturadas. Sin embargo, los nutricionistas discrepan sobre la eficacia de esa medida y se inclinan por soluciones educativas y culturales que enseñen a la población a alimentarse mejor. "Abordar el problema de la gente que no come de manera saludable es mucho más complicado que un simple impuesto", opina Amanda Wynne, portavoz de la Asociación Británica de Dietética, en The Times. Una nutricionista, Amanda Ursell, subraya que no va a ser fácil distinguir qué alimentos o comidas elaboradas hay que gravar y pone el ejemplo de la taramasalata, una ensalada griega a base de huevas de carpa muy alta en grasas "pero que no es un problema porque la gente no la come en grandes cantidades".

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