Reportaje:

Un paseo por las aulas de la ciudad

Una exposición sobre un siglo de escuelas municipales recuerda a Ferrer i Guàrdia, los maestros republicanos y el 'Cara al sol'

"A las diez y media han sonado las señales de alarma, y no hemos podido hacer el ejercicio de gramática. Mañana continuaremos". Esto escribía en plena Guerra Civil Josefa Satué en su cuaderno de maestra de la escuela Baldiri i Reixac. Libros, lapiceros y batas reales, pertenecientes a la época de infancia de muchos ciudadanos son algunos de los elementos que conforman la exposición Un siglo de Escuela en Barcelona, que se exhibe en el Museo de Historia de la Ciudad hasta el 22 de febrero.

Organizada por Instituto de Educación del Ayuntamiento de Barcelona, la exposición se...

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"A las diez y media han sonado las señales de alarma, y no hemos podido hacer el ejercicio de gramática. Mañana continuaremos". Esto escribía en plena Guerra Civil Josefa Satué en su cuaderno de maestra de la escuela Baldiri i Reixac. Libros, lapiceros y batas reales, pertenecientes a la época de infancia de muchos ciudadanos son algunos de los elementos que conforman la exposición Un siglo de Escuela en Barcelona, que se exhibe en el Museo de Historia de la Ciudad hasta el 22 de febrero.

Organizada por Instituto de Educación del Ayuntamiento de Barcelona, la exposición se inicia con el espacio La escuela en 1900, en el que se muestra el estado desolador de la enseñanza municipal, con aulas en pisos realquilados y en penosas condiciones higiénicas, cuando era realidad el dicho "pasar más hambre que un maestro de escuela". Esta situación, heredada del siglo XIX, cuando más de 30.000 niños de la ciudad no iban al colegio, da paso a una serie de iniciativas populares y municipales para dignificar la red pública.

Con Nuevas ideas para un nuevo siglo (1900-1931) el acto revive la explosión pedagógica de vanguardia que revoluciona la ciudad. "En 1908, durante un debate sobre el presupuesto de educación, que se alargó hasta las cuatro del mañana, se discutió sobre la necesidad de que las escuelas no dependieran de la Iglesia", explica Marina Subirats, actual concejal de Educación del Ayuntamiento, quien tilda aquella discusión "de una de las batallas municipales más importantes del siglo XX". En aquel periodo cambiaron muchas cosas: la Escuela Moderna, en 1901, fue la primera en practicar la coeducación de sexos y clases sociales, además de promulgar una enseñanza racional y laica.

El domicilio de Kropotkin

La exposición muestra perlas como la agenda de su inspirador Francesc Ferrer i Guàrdia - fusilado en 1909 acusado injustamente de incitar la Semana Trágica-, en la que podemos leer la dirección del domicilio en Inglaterra del Príncipe Kropotkin, el pensador anarquista ruso. Guías de métodos de escritura de Pau Romeva, cajas de juegos de la pedagoga Maria Montessori o las primeras revistas de reflexión pedagógica son algunos de los elementos que forman este espacio.

La exposición evidencia cómo a principios del siglo XX el consistorio suple al Estado y pone en marcha una red de centros de gestión municipal, muchos de ellos al aire libre, como la escuela del Bosque de Rosa Sensat o la escuela del Mar de Pere Vergés, en la playa de la Barceloneta. Estos colegios ofrecían a los niños la posibilidad de conocer y convivir con la naturaleza en un momento en el que las condiciones de vida urbana eran insalubres.

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Una ciudad que ama su escuela pública (1931-1939) muestra la apuesta incondicional de la II República por la educación. Cuadernos pintados con los tres colores de la nueva bandera, cartillas "de civismo y derecho" y los denominados "armarios de higiene bucal", sumergen al visitante en una escuela republicana donde prima el aprendizaje integral, y en la que los alumnos más humildes tenían la posibilidad de lavarse y comer por lo menos una vez al día. En una grabación, Paco Candel, entonces un niño republicano de la Zona Franca -"Casas baratas, chinches y ratas", como él mismo definía el barrio- explica "lo increíble" que les resultaba a todos acudir a la escuela y "comer en un plato cada uno", y no todos de una misma olla, como era corriente entonces.

Un oscuro túnel, a modo de refugio antiaéreo, con sonido de bombas y aviones y sacos de tierra simboliza el desastre de la Guerra Civil. Al otro lado suena el Cara al sol y la imagen de unos niños brazo en alto nos sumerge en el franquismo. Enseñar y aprender bajo el silencio (1939-1975), muestra mapas geográficos de la "España Mariana", retratos del Generalísimo y un enorme cartel con el nombre de los profesores represaliados por la dictadura, un periodo de destrucción, represión y control ideológico.

El espacio Desde la resistencia hasta la hora de las alternativas. 1940-1980 explica cómo bajo el régimen franquista empiezan a surgir en Barcelona iniciativas municipales, de padres y de docentes para burlar la doctrina oficial y normalizar, en lo posible, una institución como la escuela. En Una educación para todos y La escuela del futuro, los referentes son la Constitución, el estatuto de Autonomía y el traspaso de las competencias de Enseñanza a la Generalitat. La escolarización plena, la mejora de la calidad educativa y el reto de integrar al alumnado inmigrante marcan la última década del siglo XX.

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