Vargas Llosa rememora el proceso creativo de 'La ciudad y los perros'

Ayer se cumplieron 40 años de la publicación de La ciudad y los perros, la primera novela de Mario Vargas Llosa. Y también estos días se cumplen 45 años desde que el escritor hispanoperuano empezara a escribir esta obra fundamental de la literatura en español en una tasca de Madrid, cercana al Retiro, que se llamaba El Jute.

El periodista Iñaki Gabilondo le recordó ayer en la Casa de América -abarrotada por 800 personas-, en Madrid, que por aquella época había muerto Pío XII y el Real Madrid había fichado a Puskas. "¿Se acuerda de todo eso, Mario?". "No. De lo que me acuerdo es d...

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Ayer se cumplieron 40 años de la publicación de La ciudad y los perros, la primera novela de Mario Vargas Llosa. Y también estos días se cumplen 45 años desde que el escritor hispanoperuano empezara a escribir esta obra fundamental de la literatura en español en una tasca de Madrid, cercana al Retiro, que se llamaba El Jute.

El periodista Iñaki Gabilondo le recordó ayer en la Casa de América -abarrotada por 800 personas-, en Madrid, que por aquella época había muerto Pío XII y el Real Madrid había fichado a Puskas. "¿Se acuerda de todo eso, Mario?". "No. De lo que me acuerdo es de un camarero bizco que se me acercaba a la mesa cada dos por tres y me preguntaba: '¿Cómo va eso, cómo va eso?".

Así inició Vargas Llosa el relato de la peripecia que vivió con su primera obra maestra. La empezó a escribir con 22 años, la terminó entre Madrid y París, y tuvo que esperar dos años para publicarla desde que puso el punto final. "Se lo debo a Carlos Barral, que se empeñó en publicarla en Seix Barral", aseguró el escritor.

El éxito de La ciudad y los perros fue inmediato. Se tradujo a 10 idiomas en seis meses y hoy esta historia de "realidad ficticia", como la define Mario Vargas Llosa, sobre el colegio militar Leoncio Prado, sigue tan viva y tan vigente como cuando vio la luz.

Autoridad

"El punto de partida es un material autobiográfico al que yo añado invenciones constantemente, y con La ciudad y los perros es curioso, pero yo establecí un patrón al que me he ceñido siempre en todos mis libros".

La obra sigue siendo un antídoto infalible contra el ordeno y mando: "La relación con mi padre y el colegio Leoncio Prado me hicieron alérgico al autoritarismo", contó Vargas Llosa, "y eso es algo que se ha acrecentado en mi manera de pensar y actuar, con un rechazo constante a la autoridad impuesta".

Mario Vargas Llosa e Iñaki Gabilondo, ayer, en la Casa de América.RICARDO GUTIÉRREZ
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