La inyección de una hormona reduce un 30% la ingesta de calorías

Un equipo de científicos del Reino Unido ha descubierto que la inyección de la hormona PYY3-36 disminuye la ingesta de calorías un 30%. El intestino segrega esta hormona después de comer, en cantidades que dependen de las calorías ingeridas. La hormona comunica al cerebro que se ha comido y disminuye el apetito. Los investigadores inyectaron la hormona o suero salino a 24 voluntarios (12 obesos y 12 con peso normal). Tras la inyección les ofrecieron un bufé libre. Los que recibieron la hormona, ingirieron un 30% menos de calorías en las siguientes 24 horas que los que recibieron suero. La inve...

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Un equipo de científicos del Reino Unido ha descubierto que la inyección de la hormona PYY3-36 disminuye la ingesta de calorías un 30%. El intestino segrega esta hormona después de comer, en cantidades que dependen de las calorías ingeridas. La hormona comunica al cerebro que se ha comido y disminuye el apetito. Los investigadores inyectaron la hormona o suero salino a 24 voluntarios (12 obesos y 12 con peso normal). Tras la inyección les ofrecieron un bufé libre. Los que recibieron la hormona, ingirieron un 30% menos de calorías en las siguientes 24 horas que los que recibieron suero. La investigación la publica hoy New England Journal of Medicine.

Además, descubrieron que los obesos tienen niveles más bajos de lo normal de la hormona

PYY3-36. Los investigadores señalan que la hormona ofrece una posibilidad para el tratamiento de "la epidemia de obesidad". En el mundo, 1.000 millones de personas padecen sobrepeso. Esta hormona es una de las implicadas en la regulación del apetito.

Rachel Batterham, investigadora del Imperial College de Londres y firmante del estudio, afirma: "La hormona PYY3-36 se libera de forma natural en el intestino cuando se ingieren calorías, la señal llega al cerebro y significa que se ha comido. La deficiencia de hormona en los obesos podría ser la razón por la que unas personas son obesas y otras no. Hace falta más investigación para ver si podemos cambiar la dieta de forma que aumente la segregación de PYY3-36".

Con efecto en obesos

El efecto de la hormona PYY3-36 sobre el apetito se conoce desde hace un año. Un estudio similar publicado en Nature demostraba que la reducción de la ingesta de calorías al inyectar la hormona se producía en voluntarios sanos, pero alertaba de que faltaba ver si el efecto era el mismo en obesos. Los investigadores buscan ahora si determinados alimentos hace que se segregue más hormona o si se puede dar la hormona por vía oral (hasta ahora sólo se puede inyectar porque se destruye en el estómago).

La importancia de la hormona es que regula el apetito a medio plazo. La reducción de la ingesta de calorías se produjo en las primeras 12 horas. Otras hormonas regulan el peso a largo plazo (leptina e insulina), o actúan sobre las comidas de forma individual indicando cuándo hay que parar de comer o cuándo el estómago está vacío (colecistoquinina o ghrelina).

El estudio de la obesidad es una de las grandes líneas de investigación del momento. En otro trabajo publicado hoy en la revista Nature, un equipo de investigadores de la Universidad de California demuestra que la ingesta de un ácido graso llamado oleiletanolamina disminuye el apetito en ratones al unirse a un receptor celular. Entre los firmantes hay investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y del Hospital Carlos Haya, de Málaga.

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