Sanidad atiende cada año 600 nuevos casos de jóvenes con anorexia y bulimia

El programa de Osakidetza para tratar los trastornos alimentarios cumple cinco años

El Servicio Vasco de Salud-Osakidetza atiende cada año una media de 600 nuevos casos de jóvenes que sufren anorexia y bulimia, dos enfermedades que en los últimos años han registrado un importante aumento y que despiertan gran alarma social. Estos 600 casos suponen la media que refleja el balance realizado por Osakidetza desde julio de 1998, cuando se puso en marcha el programa específico para tratar a los pacientes con los trastornos más graves de la conducta alimentria, aquellos que a la pérdida de peso unen problemas de carácter orgánico, familiares y patologías de tipo psiquiátrico.
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El Servicio Vasco de Salud-Osakidetza atiende cada año una media de 600 nuevos casos de jóvenes que sufren anorexia y bulimia, dos enfermedades que en los últimos años han registrado un importante aumento y que despiertan gran alarma social. Estos 600 casos suponen la media que refleja el balance realizado por Osakidetza desde julio de 1998, cuando se puso en marcha el programa específico para tratar a los pacientes con los trastornos más graves de la conducta alimentria, aquellos que a la pérdida de peso unen problemas de carácter orgánico, familiares y patologías de tipo psiquiátrico.

En concreto, la sanidad vasca trató durante el año pasado a un total de 1.775 personas, el 95% de ellas mujeres, con cuadros de anorexia y bulimia, de las que 570 acudían por primera vez. De éstas, 346 pasaron al programa específico y el resto fueron atendidos en los centros de salud mental.

Los cinco años de existencia del programa intensivo han permitido a los especialistas sacar una serie de conclusiones sobre la experiencia clínica y contrastarlas con las percepciones que ya se tenían de estas dos patologías relacionadas con los trastornos de la conducta alimentaria. De esta forma, un trabajo realizado con más de cien pacientes en el centro de salud mental de Gros, en San Sebastián, en colaboración con la Facultad de Psicología del País Vasco, indica que en un 70% de los pacientes analizados hay un diagnóstico de trastorno de la personalidad a la vez que alimentario, lo que lleva a la duda de si el desorden alimentario es un trastorno por si mismo o es un síntoma, una forma de manifestación del trastorno de la personalidad.

Esta interrogante de saber cuál de los dos problemas se da antes, o bien son diferentes, puede estar en la base de por qué algunos de estos casos tienen una evolución tan larga y tan difícil, según razona el responsable de Salud Mental de Osakidetza, Álvaro Iruin. Un tercio de los casos tratados en el sistema termina por cronificarse.Otro tercio de las pacientes se cura y el resto repite episodios de la enfermedad en mayor o menor grado. Se trata de una tendencia que se produce, en general, en el resto de pacientes tratados en psiquiatría. La regla es que un 33% de los casos se curan, otro 33% va bien y se estabiliza y el resto evoluciona mal y se cronifica. El balance también muestra un ligero incremento de pacientes menores de 15 años, que suponen el 8% del total, pero el grueso de enfermos, sigue encontrándose en la franja de edad comprendida entre los 15 y los 24 años, que supone cerca del 50%.

Aunque se trata de enfermedades que causan una gran alarma entre la población, Iruin defiende que no son una epidemia y para corroborarlo recalca que los nuevos casos se han estabilizado en unos 600 en los últimos cinco años y que los 1.775 pacientes atendidos en total durante el año pasado representan un descenso de un 12,7% en relación a 2001. Además, recuerda que los casos han empezado a aflorar debido a que los sistemas sanitarios de registro y detección se han perfeccionado. "Los casos también existían antes, pero les costaba más salir a la luz", apunta.

Donde sí se ha producido un incremento sustancial es en los ingresos hospitalarios en los servicios de psiquiatría general, que han pasado de los 114 que se registraron en el año 2001 a los 156 de 2002, un 36% más. El hospital es el último recurso y está destinado a los casos más recalcitrantes.

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Psiquiatría infantil

Osakidetza acaba de dotar a las tres provincias de unidades de hospitalización psiquiátrica infantil y juvenil, en las que se tratan, entre otras patologías los trastornos alimentarios de los adolescentes. No son unidades específicas de anorexia y bulimia, ya que las áreas reciben, sobre todo, a pacientes de entre 12 y 18 años con problemas de tipo psicótico o depresivo. La creación de unidades de hospitalización especializadas para tratar a los enfermos de anorexia y bulimia es una de las principales demandas de los familiares de los afectados, que rechazan el ingreso en los servicios de psiquiatría general.

Según expone Iruin, disponer de estas unidades de hospitalización psiquiátrica infantil y juvenil era una reivindicación a nivel social, pero también una reiterada petición de los profesionales clínicos. Hasta la inauguración de estos centros en el complejo hospitalario Donostia, en el hospital Santiago, en Vitoria, y en Basurto, en Bilbao,la mayoría de los pacientes no ingresaban, se les mantenía en su casa, atendidos por la familia y con consultas médicas diarias. Y cuando había que ingresarlos, se hacía en la unidad psiquiátrica de adultos que existe en los hospitales. "No es el mejor sitio para un joven", reconoce el responsable de Salud Mental de Osakidetza.

A lo largo del año pasado, los servicios de psiquiatría infantil atendieron 2.012 casos nuevos de menores de 16 años,lo que supone una estabilización con respecto a los años anteriores, ya que en 2001 se vieron un total de 1.914.

El porcentaje de los que terminan ingresando en los hospitales es más bajo y, la mayoría de las veces, debido a un diagnóstico de psicosis. En cambio, en la red extrahospitalaria, el mayor número de casos está relacionado con trastornos del comportamiento.

Tener un espacio diferenciado en la planta de psiquiatría de los hospitales ha producido una sensación de alivio a las familias de los afectados. "Lo que más les he escuchado es 'ya era hora'. Al menos se trata de un lugar más agradable dentro del panorama que había", apunta Iruin.

El especialista incide en la importancia de que los profesionales intervengan cuanto antes en este tipo de procesos porque las expectativas de que el tratamiento funcione son mayores. "Los profesionales y la familia debemos trabajar en la misma dirección", aconseja.

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