EE UU exige que se especifiquen las grasas nocivas en los alimentos

La norma trata de reducir el índice de obesidad

Las autoridades sanitarias de EE UU han exigido a todas las empresas de alimentación que informen en las etiquetas de sus productos del contenido de una de las grasas más perjudiciales, los denominados ácidos grasos trans. La medida es parte de la campaña nacional para reducir la obesidad. Los trans se forman al añadir hidrógeno a los aceites vegetales para alargar la caducidad y están presentes en cientos de marcas en los supermercados americanos, desde galletas a patatas fritas, carnes o lácteos.

La medida no entrará en vigor hasta el año 2006, pero el ministro de Sanida...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Las autoridades sanitarias de EE UU han exigido a todas las empresas de alimentación que informen en las etiquetas de sus productos del contenido de una de las grasas más perjudiciales, los denominados ácidos grasos trans. La medida es parte de la campaña nacional para reducir la obesidad. Los trans se forman al añadir hidrógeno a los aceites vegetales para alargar la caducidad y están presentes en cientos de marcas en los supermercados americanos, desde galletas a patatas fritas, carnes o lácteos.

La medida no entrará en vigor hasta el año 2006, pero el ministro de Sanidad, Tommy Thompson, explicó que lo anunciaban ahora con el doble fin de alertar a la sociedad y de que las compañías aceleren los ajustes en la composición y etiquetado de sus productos. Hasta hoy las empresas americanas sólo tienen que especificar el porcentaje de grasas saturadas. Éstas son diferentes a los ácidos grasos trans, porque constituyen un componente natural de muchos alimentos, mientras que las trans aparecen después de varios procesos industriales.

"Le estamos dando un arma a los consumidores para que tomen decisiones informadas a la hora de elegir lo que comen", dijo Thompson al anunciar los nuevos requisitos.

Muchas empresas se han adelantado a la petición, como el gigante productor de patatas fritas, Frito Lay, y la multinacional Kraft, que se ha comprometido, además, a rebajar considerablemete el contenido de la infame grasa. Kraft fabrica la marca más popular de galletas de EE UU, Oreo. Los niños crecen con Oreo y siguen comiéndolas de mayores.

McDonald's, otra de las empresas que había asegurado que eliminaría los trans, no ha cumplido su palabra. Hace un año anunció a bombo y platillo que iba a cambiar el aceite con el que fríe las patatas y hamburguesas pero ayer se vió obligada a revelar que "todavía están haciendo pruebas".

En la comunidad científica hay debate sobre si las trans son más o menos perjudiciales que las saturadas. Muchos creen que tan malas son unas como las otras, pero la Academia Nacional de Ciencias de EE UU recomendó ya hace un año que se redujera el consumo al mínimo posible. Esa advertencia ha propiciado el cambio en los patrones permisibles de trans anunciados por la Agencia de Seguridad Alimentaria de Estados Unidos, FDA en sus siglas inglesas.

Las ácidos grasos trans suben el nivel de las lipoproteínas y se sospecha que también elevan la proporción de triglicéridos. Un amplio estudio realizado a nivel nacional reveló que el porcentaje de ataques de corazón aumentó un 50% entre los pacientes que las consumían en gran cantidad. La epidemia de ataques de corazón a nivel nacional, al igual que la de obesidad obligó a las autoridades a tomar medidas relacionadas con la alimentación.

Aparte de las consideraciones médicas, el coste sanitario de las urgencias cardiacas supera los 110.000 millones de dólares anuales. El ministro Thompson señaló que la obesidad mata anualmente a 300.000 personas y la diabetes, que padecen 17 millones de estadounidenses, costó en año pasado 132.000 millones de dólares.

Los nuevos requisitos de etiquetado norteamericanos no afectan de momento a los restaurantes, pero algunos analistas ya han advertido sobre las implicaciones legales que se podrían derivar de esa laguna. Walter Willet, profesor de nutrición en la Universidad de Harvard, predecía ayer en declaraciones a la prensa estadounidense que se ha abierto la veda para las demandas. "Si la gente come alimentos con trans sin saberlo porque el restaurante no se lo ha advertido y luego sufre un ataque de corazón, sobre alguien tiene que recaer la responsabilidad legal", dijo el profesor Willet.

Dos niños de 4 y 5 años y 56 y 51 kilos compiten comiendo en una hamburguesería, el pasado miércoles en Tiflis (Georgia).AP

Archivado En