EL DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN

Aznar marcará en su último debate el legado que deja al sucesor para optar a La Moncloa

El PP tratará de escenificar pactos con CC y un acercamiento con CiU en el área económica

José María Aznar afronta hoy su último debate sobre el estado de la nación como presidente del Gobierno en el que marcará su legado político al sucesor, que nominará a fines de septiembre. Aznar no quiere limitarse a presentar un balance de sus siete años de gobernante sino que pretende, con su intervención, dar un nuevo impulso a su proyecto, señalan en La Moncloa. "No será un debate de despedida, pero tampoco habrá sorpresas", precisan. El PP aprovechará el debate para escenificar la recuperación de las relaciones con Coalición Canaria (CC) y en el bloque socio-económico con CiU.

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José María Aznar afronta hoy su último debate sobre el estado de la nación como presidente del Gobierno en el que marcará su legado político al sucesor, que nominará a fines de septiembre. Aznar no quiere limitarse a presentar un balance de sus siete años de gobernante sino que pretende, con su intervención, dar un nuevo impulso a su proyecto, señalan en La Moncloa. "No será un debate de despedida, pero tampoco habrá sorpresas", precisan. El PP aprovechará el debate para escenificar la recuperación de las relaciones con Coalición Canaria (CC) y en el bloque socio-económico con CiU.

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Aznar comparece en su último debate con una situación relativamente cómoda si se recuerdan las grandes movilizaciones y la soledad política en que vivió durante la crisis del Prestige y la guerra de Irak. Los resultados del 25 de mayo y acontecimientos posteriores, como la crisis de la Comunidad de Madrid, le permiten encarar el debate con un panorama con el que no soñaba hace tan sólo mes y medio, pese a que le persiguen retos como la deficiencia en el funcionamiento de los servicios públicos y las secuelas de la guerra.

Su discurso estará atravesado por las cuatro claves políticas que han marcado sus dos legislaturas como gobernante y que se interpretan, desde el PP, como un legado para quien le vaya a suceder. La primera de ellas es la defensa de la estabilidad constitucional, una pieza fundamental en el entramado ideológico de Aznar, que utilizará hoy, una vez más, para "alertar de los "riesgos que afronta la cohesión territorial", con el Plan Ibarretxe y las propuestas de reforma del Estatuto de Cataluña, y para marcar distancias no sólo con los nacionalistas sino con los socialistas.

La apuesta por el impulso de las relaciones trasatlánticas, puesta de relieve en la guerra de Irak por su decidido alineamiento con los Estados Unidos, será la segunda clave político-ideológica que Aznar tratará de dejar como legado propio. En este capítulo, no faltará un reconocimiento a su partido por el respaldo unánime que le dio en los "momentos más difíciles" de la guerra.

La defensa del déficit cero como clave del impulso económico tampoco faltará en esta cita decisiva de Aznar. Y con ella glosará cómo España "afronta en mejores condiciones que otros países la recesión económica".

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Estas tres claves político-ideológicas de Aznar se completarán con una apología de la fórmula por la que apostado, en convergencia con el PSOE, para combatir el terrorismo con éxito: el aprovechamiento de todas las posibilidades que otorga el Estado de derecho. Venderá el mensaje de que su proceso de reformas sigue y recordará cómo en julio se habilitarán dos plenos para aprobar un paquete legislativo importante: la ley de Extranjería, seguridad ciudadana, terrorismo y economía.

Sin embargo, no colocará el foco de su intervención en la crisis de la Comunidad de Madrid y en el escándalo que la ha acompañado. "Este es el debate sobre el estado de la nación, no el de la Comunidad de Madrid. Pero si el PSOE nos busca, nos encontrará", señalan en tono de advertencia desde La Moncloa, a sabiendas de que inevitablemente ocupará una parte importante del debate. Lo que Aznar parece pretender es que la iniciativa en esta cuestión la tome el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, para graduar lo que anticipa La Moncloa como una "respuesta contundente".

La Moncloa también prevé un flanco de ataque de Zapatero en el funcionamiento de los servicios públicos. Ahí se adelantará Aznar a responder al asunto más emblemático del curso político: el desastre del Prestige.

Otro de los flancos débiles de Aznar, su soledad política, lo tratará de paliar con la recuperación de las relaciones con sus socios en sus siete años de Gobierno: Coalición Canaria (CC) y CiU. Con tal objetivo, el portavoz parlamentario del PP, Luis de Grandes, mantuvo la pasada semana varias reuniones con los portavoces de CiU, Xavier Trias, y de CC, José Carlos Mauricio.

De Grandes se presenta hoy en el debate con un compromiso con CC de votar resoluciones conjuntas. Las diferencias con este grupo, motivadas por la guerra de Irak, ya han quedado subsanadas, según De Grandes.

El portavoz del PP admite que no hay posibilidades de acuerdo con CiU en el bloque autonómico por "la proximidad de las elecciones catalanas, que le obliga a desmarcarse del Gobierno y también del PSOE". No obstante, estima que puede haber coincidencia en la votación de resoluciones en el bloque socio-económico.

La prevista crítica a Aznar a su estilo político que la oposición califica de "sectario", la tratará de paliar con el recuerdo de los dos principales pactos de Estado alcanzados con el PSOE: el Antiterrorista y el de la Justicia. No obstante, el PSOE ha presentado recientemente serias objeciones a la gestión de dichos pactos por la "actitud inquisitiva" del PP hacia los socialistas por los apoyos que han logrado cinco alcaldes del partido de Zapatero en Navarra de fuerzas nacionalistas vascas e independientes. Y también por la renovación de la cúpula fiscal y la obstrucción del fiscal general del Estado a la investigación de la corrupción en Madrid, según denuncia el PSOE.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, durante un debate en el Congreso de los Diputados.GORKA LEJARCEGI

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