El consumo de alimentos biológicos se dispara con aumentos de ventas del 25% anual

La Generalitat quiere que la agricultura ecológica pase del 3% al 10% del total en cinco años

Poco a poco, los productos biológicos están triunfando entre los consumidores. Aunque cuestan de media entre el 10% y el 50% más que los alimentos convencionales, el consumo de estos productos vive un boom sin precedentes. Las ventas están creciendo a un ritmo del 25% anual desde hace tres años y Cataluña se ha convertido, junto con Andalucía, en la mayor zona de consumo y en la cuarta comunidad española en superficie de cultivo destinada a productos biológicos. El prototipo de consumidor es el de una persona joven (menor de 45 años) que vive en una ciudad y que tiene un poder adquisiti...

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Poco a poco, los productos biológicos están triunfando entre los consumidores. Aunque cuestan de media entre el 10% y el 50% más que los alimentos convencionales, el consumo de estos productos vive un boom sin precedentes. Las ventas están creciendo a un ritmo del 25% anual desde hace tres años y Cataluña se ha convertido, junto con Andalucía, en la mayor zona de consumo y en la cuarta comunidad española en superficie de cultivo destinada a productos biológicos. El prototipo de consumidor es el de una persona joven (menor de 45 años) que vive en una ciudad y que tiene un poder adquisitivo y cultural medio-alto.

Los alimentos biológicos o ecológicos han sido cultivados con abonos orgánicos, no se han manipulado genéticamente ni han sido sometidos a pesticidas, y su cultivo presta atención al medio ambiente. Empezaron a venderse en pequeñas tiendas especializadas en alimentos de dieta. Pero el consumo crece ahora con la apertura de grandes tiendas que aparecen bajo el eslogan de "sólo bio" y porque los grandes almacenes los ponen en sus vitrinas.

"Alrededor de un tercio del consumo español de estos productos está en Cataluña", afirma Tomás Redondo, miembro de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores de Productos Biológicos. Redondo dice que aunque el sector crece a un ritmo anual de "entre el 20% y el 25%, está a un nivel muy bajo si se compara con Alemania, el Reino Unido o Francia, donde los alimentos biológicos ya representan entre el 2% y el 3% del consumo".

En Cataluña ya hay medio centenar tiendas especializadas, un tercio del total español, dice Ángeles Parra, secretaria general de la Asociación Vida Sana, una entidad que nació hace 25 años en Barcelona y que se dedica a formar y a divulgar sobre agricultura biológica. Y hay registrados casi 800 operadores en el sector, según el Consejo Catalán de Producción Agraria Ecológica, que depende del Departamento de Agricultura. Cataluña también es la comunidad con más elaboradores y el cuarto productor, tras Andalucía, Extremadura y Aragón. Hay 262 elaboradores, el 22% del total español, según el Ministerio de Agricultura, y 52.346 hectáreas dedicadas a la agricultura biológica.

La Generalitat tiene un plan para impulsar la agricultura biológica, que hoy representa el 3% de la producción agraria catalana. La meta es llegar al 10% en cinco años. El plan no parece una quimera porque entre 1999 y 2002 la superficie dedicada a la agricultura biológica en Cataluña ha crecido el 446%.Grupos de distribución como El Corte Inglés, Caprabo, Condis y Carrefour -esta última ha creado su propia marca- confirman que aumentan las ventas de productos biológicos. Y una encuesta del Ministerio de Agricultura revela que dos de cada 10 hipermercados y tres de cada 10 supermercados ya los venden.

El Corte Inglés ha incorporado los alimentos biológicos a cinco centros de Cataluña. "Las ventas de un producto marcan los metros cuadrados, y la superficie de los productos biológicos ha crecido porque se venden más", afirman fuentes de El Corte Inglés. En parecidos términos se expresan las cadenas Caprabo y Condis, que confirman que los consumidores están cada vez más interesados en consumir alimentos biológicos.

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El aumento de las ventas no viene sólo por las grandes cadenas. Las tiendas especializadas en comida "sólo bio" empiezan a poblar las calles con sus letrero. Dos de ellas, Ecoveritas y Come-bio, aseguran que han centrado el grueso de su expansión en la ciudad de Barcelona. Las dos empresas suman ocho tiendas, la mitad de ellas abiertas en los dos últimos años en Barcelona, y prevén nuevas aperturas.

La traba del precio

Pero no todo pinta de color de rosa. El mayor precio de los alimentos biológicos puede ser una traba para seguir ganando mercado. "Para una familia con hijos el gasto puede dispararse", admite Rosa Flo, directora de producto de Biocop, empresa de distribución radicada en Lliçà de Vall que ha crecido hasta convertirse en la mayor del sector en España. Biocop emplea a 40 personas y el año pasado facturó seis millones de euros.

La secretaria general de la Asociación Vida Sana destaca: "El hecho de que estos productos valgan más que los alimentos convencionales se debe a que la distribución es pequeña y la producción reducida, porque no se busca la cantidad, sino la calidad". En cambio, según Redondo, de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores de Productos Biológicos, "el precio de estos productos no siempre es más alto que el de los convencionales. A veces, la diferencia es sólo del 5%". Y añade: "Falta apoyo institucional y también grandes tiendas que impulsen el consumo".

La producción biológica está regulada por una norma comunitaria de 1991 que fija las condiciones de producción, etiquetado y control de estos productos. El Gobierno catalán ejerce este control a través del Consejo Catalán de la Producción Agraria Ecológica (CCPAE), del que forman parte productores, elaboradores y consumidores.

Amaya Prat, directora técnica de la CCPAE, señala: "Los productos que han pasado nuestro control llevan una etiqueta" que garantiza su origen.

Los nuevos anti-Malthus

En economía, lo normal es equivocarse al hacer predicciones. "Lo que hacemos bien los economistas es interpretar lo que ya ha ocurrido", suelen decir los modestos, o sea, los más sabios. El economista británico Thomas Robert Malthus, profesor de economía política, fue uno de los que se equivocaron, y de largo, al vaticinar hace dos siglos que el aumento de la población mundial conduciría a una situación en la que no habría alimentos para todos. Su célebre tesis era que mientras que la producción de alimentos crecería en progresión aritmética, la población lo haría en progresión geométrica, lo que conduciría a la penuria. En la puritana sociedad de entonces, Malthus llegó a plantear que podría ser necesario limitar la natalidad. Su teoría nunca se cumplió. Al revés: la población mundial se ha doblado desde entonces sin que faltaran alimentos, debido al progreso técnico.

¿Faltarán alimentos si dejan de usarse productos químicos para lograr mejores cosechas? Los defensores de la agricultura biológica dicen que no y aparecen como los nuevos anti-Malthus. "No hacen falta productos químicos para aumentar las cosechas", asegura la secretaria general de Vida Sana. Otra cosa "es que en unos lugares sobren alimentos y en otros falten", recalca.

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