El fabulador Carlos Casares homenajeado en la Feria del Libro
"Solidario, tolerante y, sobre todo, un escritor con una visión especial del mundo". Estas palabras fue las que empleó la escritora Marina Mayoral para describir a Carlos Casares (Orense, 1942-Vigo, 2002) en el homenaje que le brindaron ayer un grupo de amigos en el pabellón Tres Culturas de la Feria del Libro de Madrid. "Su manera de contar las cosas era especial. Tenía un humor surrealista que quedaba reflejado en toda su obra", añadió Mayoral. En el transcurso del homenaje se presentó el último trabajo del escritor gallego El sol de verano (Alfaguara).
En la tertulia, en la qu...
"Solidario, tolerante y, sobre todo, un escritor con una visión especial del mundo". Estas palabras fue las que empleó la escritora Marina Mayoral para describir a Carlos Casares (Orense, 1942-Vigo, 2002) en el homenaje que le brindaron ayer un grupo de amigos en el pabellón Tres Culturas de la Feria del Libro de Madrid. "Su manera de contar las cosas era especial. Tenía un humor surrealista que quedaba reflejado en toda su obra", añadió Mayoral. En el transcurso del homenaje se presentó el último trabajo del escritor gallego El sol de verano (Alfaguara).
En la tertulia, en la que se glosó la figura del editor de Galaxia, participaron, además de Marina Mayoral, el escritor y periodista Juan Cruz, el artista y director de cine Anton Reixa, y el director de la Fundación Carlos Casares, Damián Villalaín.
Juan Cruz destacó de Casares su faceta narrativa y su textura sutil para describir la realidad cotidiana. Habló de su obra, de su tarea como editor en Galicia y de su trabajo como columnista en La Voz de Galicia donde a diario escribía una columna en gallego. Y de la amistad que Casares mantenía con Álvaro Cunqueiro, con Ramón Piñeiro y con Gonzalo Torrente Ballester.
Cambio en tres (1969) fue la primera novela que leyó Anton Reixa de Carlos Casares. "Cuando era joven me distanciaban de él los años y la manera de pensar que yo creía que tenía. Siempre pedía de Casares que fuera más radical, sin embargo descubrí en él un hombre plural, activo, rebelde, cosmopolita, abierto y escéptico con la vida y con el resto del mundo". "Era un fabulador fantástico. Se instaló en la fábula y lo que quiso conquistar fue su propia fábula", apuntó Reixa.
Fue esa misma obra con la que Damián Villalaín descubrió a Casares, un libro del que el escritor renegaba por considerarla "fruto de un experimentalismo banal, y por ser hija de una moda literaria concreta". Una obra que, según Villalaín, contrasta con Los oscuros sueños de Clio", "un relicario de elegantes juegos literarios, que muchos relacionaron con Cunqueiro y con Borges".