Reportaje:

Pensiones bajo incertidumbre

El desplome bursátil y la subida del euro generan inseguridadsobre los planes privados de jubilación y dificultan su desarrollo

Varios gobiernos europeos planean un gradual recorte de las pensiones públicas. Ante una tendencia generalizada de la que pocos Estados de bienestar parecen escapar, los analistas coinciden en señalar que los ciudadanos deben empezar a pensar en pensiones complementarias para redondear sus ingresos públicos del futuro. El problema es que el mercado de los fondos privados de pensiones vive su peor momento. El desplome continuado de las bolsas durante los últimos tres años y la subida del euro, que está reduciendo la competitividad de las empresas europeas, genera más incertidumbre que nunca en ...

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Varios gobiernos europeos planean un gradual recorte de las pensiones públicas. Ante una tendencia generalizada de la que pocos Estados de bienestar parecen escapar, los analistas coinciden en señalar que los ciudadanos deben empezar a pensar en pensiones complementarias para redondear sus ingresos públicos del futuro. El problema es que el mercado de los fondos privados de pensiones vive su peor momento. El desplome continuado de las bolsas durante los últimos tres años y la subida del euro, que está reduciendo la competitividad de las empresas europeas, genera más incertidumbre que nunca en el sector.

El acelerado envejecimiento de la población europea va a generar una presión sin precedentes sobre las finanzas públicas. Los países europeos, donde las pensiones públicas son la fuente fundamental de ingresos de los mayores, viven momentos de inquietud cuando no de airadas protestas, como está ocurriendo en Italia, Alemania, Francia y Austria, que han lanzado unas reformas estructurales y laborales que pasan por proyectos de recortes de pensiones.

Las empresas con fondos privados analizan seriamente cómo aligerar su carga
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Por eso, como recoge el informe conjunto de la Comisión y el Consejo europeos de abril pasado sobre la sostenibilidad de las pensiones, "en la mayoría de los Estados miembros, los fondos privados de pensiones desempeñan un papel cada vez más importante". Políticos y, sobre todo, expertos de organizaciones internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Europeo) consideran que los ciudadanos deben pensar en cómo complementar su pensión del futuro y los Gobiernos en cómo favorecer este mercado.

La situación se presenta cada vez más complicada, aunque Chris Verhaegen, secretaria general de la Federación Europea de Fondos de Pensiones, considera que el alarmismo es la peor reacción que aún puede suponer consecuencias más negativas para ese mercado. "Se trata de una situación totalmente excepcional", dice Verhaegen. "Los fondos privados han funcionado bien durante los últimos doscientos años, como demuestran las estadísticas. Estas inversiones hay que analizarlas a largo plazo y la situación excepcional actual, con un desplome bursátil sólo comparable al de 1929 y varios países entrando en recesión, tiene que acabar".

La coyuntura no anima a invertir en fondos privados. Buena parte de éstos se gestionan a través de los planes colectivos de las empresas y de la amplitud de la crisis hablan los datos de las grandes compañías del Reino Unido, el país de la UE en el que el sector de las pensiones privadas está más desarrollado a través de los regímenes profesionales. El déficit de los fondos privados profesionales de las 100 compañías más importantes del país pasó de 200 millones de libras al final de 2001 a 65.000 millones a finales del pasado año, según recogía recientemente la revista especializada The Economist.

La situación es tan grave que las empresas, al igual que las autoridades públicas, analizan seriamente cómo aligerar su carga, cuyo resultado es lo más parecido al recorte que algunos Gobiernos proyectan. Una de las fórmulas que marcan esta tendencia es ofrecer el llamado sistema de cotización definida, que no fija de antemano la jubilación a percibir y reduce enormemente el riesgo que corre la empresa con respecto al sistema que impera hasta ahora de fijar una prestación definida, lo que sólo es ventajoso para el empleador si la bolsa y la economía en general van viento en popa.

En la mayoría de los países europeos, la inversión en fondos privados, bien a través de la empresa, bien a través de pólizas individuales, es todavía embrionaria (apenas el 10% del PIB). Los expertos de la UE coinciden en que hay que fomentar este tipo de inversiones porque ello contribuirá a "reducir las presiones derivadas del gasto creciente de las pensiones públicas", aunque se prevé que estas sigan siendo por mucho tiempo en la Europa continental la principal fuente de ingresos del jubilado.

Para fomentar esas inversiones, la UE acaba de aprobar una directiva que crea un mercado único de fondos privados de empresas al obligar al reconocimiento mutuo de esos planes en todos los países de la Unión. A la vez, se protege al trabajador obligando a los Estados a garantizar que los derechos de pensión profesional estén asegurados en caso de insolvencia del empleador. La mayor parte de los países, no obstante, ya habían introducido medidas similares obligando a externalizar el fondo de pensiones y a garantizarlo suscribiendo un seguro. Es un sistema que España ya introdujo en 1995, como explica Ángel Martínez Aldama, director general de Inverco (Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva).

En cierto modo, reglamentar el sector de los fondos colectivos o profesionales de pensiones es algo factible. Verhaegen considera que es normal y legítimo que las grandes empresas afronten una responsabilidad que, al fin y al cabo, les beneficia al poder contar con activos añadidos que puede invertir como mejor considere.

Pero este nuevo esquema que se pretende tiene un talón de Aquiles: la cobertura de los que tienen las llamadas "carreras atípicas". En Europa, y sobre todo en España, son legión los ciudadanos que no tienen un empleo fijo o que sufren largos periodos de desempleo. Para ellos, estos fondos de pensiones privados ofrecidos por las empresas les pone en una situación más que incierta en el futuro. Los Estados europeos de bienestar tienen en este terreno un importante terreno que recorrer para preservar el principio de la solidaridad social.

La otra opción son los fondos privados de pensiones individuales, donde la incertidumbre es aún mayor que la que ya está zarandeando a los fondos colectivos. En este caso, las perspectivas son aún más dramáticas. Según el último informe de Inverco, hecho público la pasada semana, los planes individuales registraron una rentabilidad media negativa en el último año del 2,91% debido al mal comportamiento de la bolsa. Los productos de renta variable perdieron hasta el 26%. "Pero los de renta fija, que son los más habituales en España, ganaron el 4,84%", recuerda Martínez Aldama, que añade: "Estos datos sólo sirven para ver las tendencias. Estos productos hay que analizarlos a largo plazo. A partir de cinco años están ofreciendo una rentabilidad mucho más alta".

Al margen de la mala coyuntura, sobre los fondos privados siempre pesará la amenaza de un fraude o de una malversación por parte de un operador poco fiable. Imposible eludir semejante riesgo, coinciden los expertos, uno de los cuales también reconoce que muchas gestoras de fondos privados cobran a los beneficiarios comisiones de hasta el 3% de la inversión, un porcentaje que califican de "excesivamente elevado".

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