Seis petroleras sacarán el fuel del 'Prestige' con un robot y un método nunca ensayado

El Gobierno opta por la "extracción por gravedad", que reduce mucho los costes estimados

Hasta el robot que bajará a los 4.000 metros de profundidad en los que yacen las dos mitades del petrolero Prestige se llama Innovator, pero lo más innovador es el método ideado por las empresas petroleras, coordinadas por Repsol, para extraer el fuel que amenaza desde el casco del buque hundido. El sistema, denominado "extracción por gravedad", permitiría resolver el problema en muy pocos meses y con un coste de entre 11,4 y 20,5 millones de euros, prácticamente la décima parte de lo que estimó el comité científico que costaría la "solución final".

Dos medias esferas rígi...

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Hasta el robot que bajará a los 4.000 metros de profundidad en los que yacen las dos mitades del petrolero Prestige se llama Innovator, pero lo más innovador es el método ideado por las empresas petroleras, coordinadas por Repsol, para extraer el fuel que amenaza desde el casco del buque hundido. El sistema, denominado "extracción por gravedad", permitiría resolver el problema en muy pocos meses y con un coste de entre 11,4 y 20,5 millones de euros, prácticamente la décima parte de lo que estimó el comité científico que costaría la "solución final".

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Dos medias esferas rígidas -que recuerdan a aquella esfera de Magdeburgo con la que Otton Guericke demostró en 1654 la presión atmosférica- albergan una red tupida que va abriéndose como un acordeón hasta completar un cilindro, a modo de bolsa, capaz de albergar mil toneladas de fuel. Los expertos calculan que el pecio guarda aún 37.000 toneladas, por lo que harían falta 37 bolsas.

La esfera tiene cinco metros de diámetro y la lanzadera ya extendida 15 metros de largo. El sistema ideado consiste en horadar en el casco del buque un agujero de 70 centímetros de diámetro. Acoplar en ese orificio, a través de una válvula, la base de la esfera, y dejar que empiece a fluir el fuel. Al llenarse la esfera, sus dos mitades se van separando poco a poco, como un acordeón, hasta completar las 1.000 toneladas de crudo que cada lanzadera tiene como capacidad máxima.

En ese momento, el robot que ha estado controlando toda la operación (ver gráfico) desconecta la válvula de conexión de la lanzadera con el Prestige y poco a poco, al ser el fuel menos pesado que el agua, la bolsa va subiendo los 4.000 metros que la separan de la superficie del mar. Este proceso estaría vigilado por el robot Innovator para que cuando la lanzadera salga a flote pueda ser recogida por un barco, que la arrastraría hasta una refinería donde poner punto final a la pesadilla del chapapote.

Pero puede ocurrir que el fuel decida no salir del Prestige y llenar pacíficamente el interior de este invento. A mediados del siglo XVII, los habitantes del pueblecito de Magdeburgo apostaron que las medias esferas de Guericke se separarían casi con la fuerza de un hombre, pero hicieron falta 16 caballos. No se lo podían creer, no podían siquiera imaginar que ésa fuera la fuerza que el aire ejercía sobre sus cabezas.

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Por eso, porque las ideas a veces fallan, Repsol y las otras cinco petroleras (BP, Eni, Petrobas, Statoil y TotalFinaElf) que se encargarán del proyecto empezarán este verano a estudiar dos alternativas menos ingeniosas, más caras y que llevará más tiempo poner en práctica.

Ayer, en la presentación en Santiago de Compostela del proyecto capitaneado por Repsol, Miguel Ángel Remón, subdirector de esta petrolera, advirtió de que lo primero que hará el robot Innovator cuando descienda hasta el fondo del mar es analizar cómo se mantiene el fuel del Prestige. "Creemos que nos vamos a encontrar una criatura de una viscosidad enorme", relató en rueda de prensa. "No sabemos cómo se va a comportar a esas presiones", apostilló. Le escuchaban atentos el vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que hizo un resumen inicial de las líneas maestras del proyecto, y el presidente de la Xunta, Manuel Fraga. Pero puede ocurrir que cuando el robot baje hasta el Prestige encuentre que ya no hay fugas y que cuando agujeree su pecio para colocar la lanzadera, el fuel decida no salir y no llenar el invento de las petroleras. Curiosamente, eso significaría que el chapapote se habría solidificado, tal y como pronosticaron con excesiva premura desde el Gobierno.

Por si esto ocurre, o por si las lanzaderas fallan por cualquier otro motivo, los robots Innovator que empezarán en julio a trabajar con las dos mitades del buque hundido estudiarán otros dos sistemas que básicamente coinciden con los sugeridos por el comité científico: colocar una marquesina para confinar el casco y bombear su contenido hasta la superficie.

Los robots no empezarán sus trabajos hasta julio porque aún están construyéndose. La empresa Saipem ya ha fabricado un modelo piloto y ha iniciado pruebas de exploración a esa profundidad. Se trata de robots con mucha más capacidad de maniobra que el Nautile, el batiscafo que se encargó de taponar como pudo las grietas del Prestige. Por ejemplo, pueden hacer agujeros de distintos tamaños, colocar válvulas y mover pesos de hasta media tonelada. En la presentación de este proyecto, el vicepresidente Rajoy anunció que el Nautile volverá a visitar a su compañero de fatigas el próximo mayo. Ahí podrá ver si sigue o no saliendo fuel y en qué estado está el casco, lo que dará una pista sobre la solución final.

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