El romance de Scorsese con la literatura

Nueve de las 20 películas del director italoamericano se basan en novelas, biografías o reportajes

La relación de Martin Scorsese con la literatura es un romance casi secreto que cumple 40 años. Una celebración que ha llegado a las pantallas con aires de vocación épica en Gangs of New York, candidata a 10 oscars, incluida mejor película y director, premio que el cineasta italoamericano nunca ha recibido. Pero más que un romance, los libros se han constituido para Scorsese en un complemento ideal para dar rienda suelta a su pasión por el cine. Nueve de sus 20 películas surgen de las páginas de novelas, biografías o reportajes. Desde Toro salvaje hasta ...

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La relación de Martin Scorsese con la literatura es un romance casi secreto que cumple 40 años. Una celebración que ha llegado a las pantallas con aires de vocación épica en Gangs of New York, candidata a 10 oscars, incluida mejor película y director, premio que el cineasta italoamericano nunca ha recibido. Pero más que un romance, los libros se han constituido para Scorsese en un complemento ideal para dar rienda suelta a su pasión por el cine. Nueve de sus 20 películas surgen de las páginas de novelas, biografías o reportajes. Desde Toro salvaje hasta Uno de los nuestros, pasando por La edad de la inocencia. "Con tal fuerza que es el único director que cuando adapta un libro lo hace desaparecer", coinciden Agustín Díaz Yanes y Ray Loriga.

Las películas más prestigiosas de Scorsese, salvo Malas calles y Taxi Driver, proceden de libros. Aunque en la memoria sólo queda lo que él ha hecho de ellos: Toro salvaje (1980), El color del dinero (1986), La última tentación de Cristo (1988), Uno de los nuestros (1990), El cabo del miedo (1991), La edad de la inocencia (1993), Casino (1995), Al límite (1999) y Gangs of New York (2002).

La relación del cineasta italoamericano (Nueva York, 1942) con la literatura se remonta a 1963. Algo impensable, porque en su casa del Little Italy neoyorquino sólo estaba la Biblia. Pero gracias a que la universidad de los jesuitas no lo acepta se va a la de Nueva York a estudiar Literatura Inglesa, de donde pasa a los estudios cinematográficos de la misma. Es cuando cae en sus manos la primera obra destinada a ser adaptada, y que 25 años después lo envolverá en la polémica y la popularidad, La última tentación de Cristo, de Nikos Kazantzákis.

Pero es en el rodaje de Taxi Driver (1976) cuando lee el primer libro que lleva al cine: Raging Bull. My Story. La autobiografía del ex campeón de boxeo Jake La Motta, escrita por el propio deportista, Joseph Carter y Peter Savage. Aunque pocos se acuerdan de ella, sí saben de la existencia de Toro salvaje -con De Niro y guión de Paul Schrader y Mardik Martin-, escogida como la mejor película de los ochenta, según la crítica de EE UU. En aquellos días le regalan La edad de la inocencia, que guarda casi sin abrir, predestinada a ser su más fiel adaptación sobre la novela de Edith Wharton.

Tras el éxito de Toro salvaje,Scorsese intenta llevar al cine la obra de Kazantzákis con guión de Schrader. Pero la víspera de empezar el rodaje con un Cristo enamorado de María Magdalena, éste termina en una gaveta por orden de la productora.

Su siguiente encuentro con la literatura es en 1984. Paul Newman le invita a dirigir El color del dinero, novela de Walter Tevis. Él duda. Se trata de una especie de continuación de El buscavidas, protagonizada en 1961 por el mismo Newman. Al final acepta tras varias sugerencias para que no parezca un remake o continuación, gracias al guión de Richard Price. Así, en 1986 se estrena el filme que cuenta la vida de Eddie Nelson, un profesional del billar que vive entre cambalaches, hasta que conoce a Vincent (Tom Cruise).

Terminada esta aventura, el proyecto de La última tentación de Cristo sale y se estrena en 1988, acusada de blasfema y con Willem Dafoe como Jesús. Mientras, Scorsese intenta apaciguar la tormenta con la lectura de aquella novela de Wharton que retrata una relación de amor no correspondida en una Nueva York puritana y mezquina de entre los siglos XIX y XX.

En esos días también llega a sus manos Wise Guy, de Nick Pileggi. Es el reencuentro con dos de sus debilidades: la mafia y Nueva York. Y la tentación de adaptar el libro es casi inmediata. Con el autor hacen hasta 10 versiones de la que en 1990 se titulará GoodFellas, y en español Uno de los nuestros. Cuenta la vida de un mafioso que no es ni pez gordo, ni muy malo después de todo, al que da vida Ray Liotta, junto a De Niro y Joe Pesci y que está considerado como uno de los mejores del género.

Dos años más tarde estrena un encargo y lo más comercial en su carrera: El cabo del miedo. Un remake de J. Lee Thompson (1962), basado en el thriller The Executioners, de John D. MacDonald. Al principio dudó pero el entusiasmo de De Niro por el ex presidiario vengativo que acosa a la familia de su abogado lo contagió.

Más entusiasmo pone en su siguiente filme. Y realiza un sueño: rodar una historia romántica con La edad de la inocencia, Premio Pulitzer en 1921 para Wharton. Aunque es su película más literaria es también la más violenta, cree él, porque describe una clase alta con asesinos exquisitos que no se manchan un guante pero exterminan psicológicamente a quien osa alterar la armonía familiar.

En 1995 regresa al mundo de la mafia, esta vez en Las Vegas. Adapta Casino, de Pileggi, con De Niro de nuevo en el papel estelar. En 1999 crea otra pieza para su fresco neoyorquino: Al límite, basada en Bringing Out the Dead, de J. Connelly, con guión de Schrader y la actuación de Nicolas Cage.

Hasta que en diciembre estrena su proyecto más ambicioso: Gangs of New York, un reportaje de Herbert Asbury de 1927 (editado por Edhasa). Logra, después de 30 años de imaginarlo, hacer realidad su viaje en el tiempo en busca de las raíces de la violencia de su ciudad y de la corrupción en calles y estamentos públicos. Protagonizado por Daniel Day-Lewis y Leonardo DiCaprio, es la penúltima pieza de su gran fresco de La Ciudad, a la sombra de su romance más largo con la literatura.

Daniel Day-Lewis y Michelle Pfeiffer, en un fotograma de La edad de la inocencia, de Scorsese.

"Él siempre se impone al libro"

Agustín Díaz Yanes (director y guionista). "Martin Scorsese pasa por encima del texto original y lo convierte en algo propio, tanto que ni yo mismo, que soy fanático suyo, me había dado cuenta de que muchas de sus películas surgen de libros. Él hace que la novela se convierta en un complemento de la película y no al revés. Se impone al libro, incluso en filmes en cuya escritura no ha participado. Quizá la única excepción sea La edad de la inocencia, en la que es muy fiel a la novela de Wharton, e incluso toma elementos prestados de su narración".

Manuel Gutiérrez Aragón (director de cine). "El alto porcentaje de novelas llevadas al cine en Estados Unidos se debe en parte a que los libros anglosajones que suelen adaptarse en Hollywood siguen más o menos la técnica narrativa del siglo XIX. Formas de contar muy parecidas a la cinematográfica. Y Scorsese se ha servido también de eso. Los otros libros son biografías. Además muchos de esos títulos no son muy conocidos, en cambio en Europa las grandes obras tienen mucha difusión. La edad de la inocencia es una excelente adaptación, y uno no se siente decepcionado cuando ve la película. Es un gran mérito de Scorsese".

Ray Loriga (escritor, guionista y director). "Todas sus películas son de autores muy distintos y sus resultados son muy diferentes. Casi todas las adaptaciones pasan por un tema común: Nueva York. Lo que él está construyendo es una obra gigantesca sobre su ciudad, no sé si de manera consciente o no, y con Gangs of New York intenta ir completando esta obra magna al ir a las raíces de su ciudad y de su propia identidad como italiano y neoyorquino. En las adaptaciones hay que tener presente que hay que hacer justicia a la película y no al libro. Un director tiene derecho a hacer su versión, para eso compra los derechos. La película siempre es otra cosa".

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