Tribuna:

La síntesis de un lenguaje olvidado

La historia de la arquitectura ha sido una especialidad que, hasta hace pocos años, ha sido escasamente cultivada por los arquitectos. Fernando Chueca Goitia ha encarnado la figura del arquitecto historiador y ha acometido la renovación de los estudios de historia de la arquitectura. La publicación del segundo volumen de su Historia de la arquitectura española remata una obra iniciada, con la aparición del primer tomo, en 1965. Fernando Chueca siempre ha demostrado tener una gran capacidad de síntesis. Algunos estudios pioneros en su tiempo, como sus ...

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La historia de la arquitectura ha sido una especialidad que, hasta hace pocos años, ha sido escasamente cultivada por los arquitectos. Fernando Chueca Goitia ha encarnado la figura del arquitecto historiador y ha acometido la renovación de los estudios de historia de la arquitectura. La publicación del segundo volumen de su Historia de la arquitectura española remata una obra iniciada, con la aparición del primer tomo, en 1965. Fernando Chueca siempre ha demostrado tener una gran capacidad de síntesis. Algunos estudios pioneros en su tiempo, como sus Invariantes castizos de la arquitectura española (1947), fueron un estudio de conjunto dedicado a destacar la permanencia, de formas constantes en la arquitectura española. Otras obras de esos años, como Arquitectura del siglo XVI (1953), revelaban igualmente, frente a lo que se hacía en la España de su tiempo, la aplicación modelo metodológico sustentado en unas formas de pensamiento.

En sus análisis, Chueca siempre ha logrado que sus densos conocimientos de la arquitectura no le impidieran penetrar en el significado y el valor de los edificios. Eso le ha permitido ser un historiador que ha recuperado formas y lenguajes que estaban olvidados o escasamente valorados. El estudio sobre La catedral nueva de Salamanca (1951) reivindicó el valor de un 'gótico nacional' que había recibido escasa atención por su condición de tardío. Algo que sucedía también con la severidad clasicista de otro edificio al que dedicó otra monografía: La catedral de Valladolid. Sus estudios sobre la arquitectura del siglo XVIII, como su Juan de Villanueva (1949), El Museo del Prado (1952) o su Varia neoclásica (1973), fueron escritos en unos años en los que las formas clásicas de la arquitectura de la Ilustración era un arte proscrito. En ellos se renovó la visión y la importancia de un lenguaje olvidado. La preocupación de Chueca por una gran amplitud de temas, su valoración del lenguaje olvidado a través de estudios de síntesis y monografías han vertebrado con rigor lo que durante mucho tiempo había permanecido, en muchos casos, como una masa amorfa o una suma de monumentos.

Víctor Nieto Alcaide es catedrático de la Historia del Arte de la UNED.

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