Matute reúne sus relatos infantiles en 'Cuentos de infancia'

'¡Sólo creo en el rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda!', proclamaba la escritora Ana María Matute (Barcelona, 1925), disimulando mal una sonrisa burlona, en la presentación de Cuentos de la infancia, los relatos que escribiera entre los 5 y los 14 años, ahora reunidos en un volumen publicado por Martínez Roca. Matute ha vuelto a un lugar del que nunca se ha ido del todo, la infancia. 'Entonces yo era muy romántica e inocente, pero ya preveía que iba a perder la inocencia... Creía en la bondad y la única verdad que conocía estaba en los cuentos. Me paré a los 12 años y lo he...

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'¡Sólo creo en el rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda!', proclamaba la escritora Ana María Matute (Barcelona, 1925), disimulando mal una sonrisa burlona, en la presentación de Cuentos de la infancia, los relatos que escribiera entre los 5 y los 14 años, ahora reunidos en un volumen publicado por Martínez Roca. Matute ha vuelto a un lugar del que nunca se ha ido del todo, la infancia. 'Entonces yo era muy romántica e inocente, pero ya preveía que iba a perder la inocencia... Creía en la bondad y la única verdad que conocía estaba en los cuentos. Me paré a los 12 años y lo he pagado muy caro. No entiendo el mundo que me rodea y esto es lo que me hace escribir, porque siempre hay una pregunta por hacer', afirmó.

En los cuentos, de diversas extensiones y acompañados por los dibujos que hacía la propia autora, se adivinan ya algunas de las claves que configurarían el universo de la Matute adulta. Aunque ella diría 'adúltera': 'No en el sentido de los cuernos, no. Sino en el de que los adultos adulteran todo lo bueno que tiene la infancia'. Es un mundo de fantasía, de duendes -que asegura que podía ver- y juguetes y figuras geométricas animadas, pero en el que asoma un precoz interés por los comportamientos humanos -la pereza- y por la suerte de los hombres.

La historia de los cuentos tiene también mucho de cuento. Convencida de que nadie en su casa daba importancia a lo que ella escribía, Matute comprobó que no era así cuando su madre le entregó todo el material cuando salió de casa para casarse. Los llevó encima por medio mundo hasta que decidió darlos a la Universidad de Boston. Allí han estado hasta la publicación de este volumen que contiene una edición facsímil de su primer cuento, escrito con cinco años, El duende y el niño.

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