El tío cariñoso
Siegfried Unseld era un editor a la manera clásica, parecido a esos editores de Goethe a los que describió de manera erudita y simpática en su libro, enormemente leído y comentado, sobre la relación del autor del Fausto con todos sus editores.
Amaba la literatura más que los negocios, pero sabía administrar una empresa con espíritu moderno e incluso genial. La prueba es que hizo de Suhrkamp, en el medio siglo que la dirigió, una de las más grandes editoriales de calidad en Alemania y en el mundo. Tenía una relación con sus autores que era la de una nodriza o tío cariñoso, que se ...
Siegfried Unseld era un editor a la manera clásica, parecido a esos editores de Goethe a los que describió de manera erudita y simpática en su libro, enormemente leído y comentado, sobre la relación del autor del Fausto con todos sus editores.
Amaba la literatura más que los negocios, pero sabía administrar una empresa con espíritu moderno e incluso genial. La prueba es que hizo de Suhrkamp, en el medio siglo que la dirigió, una de las más grandes editoriales de calidad en Alemania y en el mundo. Tenía una relación con sus autores que era la de una nodriza o tío cariñoso, que se ocupaba no sólo de que sus libros circularan y fueran comentados y leídos, sino también de sus problemas personales, de su futuro, de su imagen pública, y todo ello con un cariño y una naturalidad que comprometían la gratitud. Era, a primera vista, un hombre fuerte y musculoso, como un antiguo levantador de pesas o un campesino rústico, pero debajo de ese forzudo había un hombre tierno, sensible, generoso y de una extraordinaria sensibilidad para la cultura.
De los muchos editores que he tenido o podido conocer hay tres a los que recuerdo con una admiración y una gratitud particular, por lo mucho que les debo y por lo mucho que, creo, les debemos todos los autores que tuvimos la suerte de ser editados por ellos: Carlos Barral, Roger Strauss y Siegfried Unseld. El vacío que deja en la edición europea será muy difícil de llenar.