Europa se compromete a reformar la Alianza, pero sin hablar de dinero

Rumsfeld acusa de nuevo a Cuba de desarrollar armas biológicas

La cumbre de la OTAN del próximo noviembre en Praga debe, además de sancionar el ingreso de al menos siete países, concretar la mejora de las capacidades militares de la organización para hacer frente a la amenaza del terrorismo y de las armas de destrucción masiva, especialmente químicas y biológicas, en manos de los llamados países gamberros. Estados Unidos ha arrancado un compromiso de sus 18 socios para solucionar carencias y modernizar las estructuras militares del mando atlántico.

Washington quiere, sobre todo, dotar de una filosofía más operativa y ágil a una institución que se d...

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La cumbre de la OTAN del próximo noviembre en Praga debe, además de sancionar el ingreso de al menos siete países, concretar la mejora de las capacidades militares de la organización para hacer frente a la amenaza del terrorismo y de las armas de destrucción masiva, especialmente químicas y biológicas, en manos de los llamados países gamberros. Estados Unidos ha arrancado un compromiso de sus 18 socios para solucionar carencias y modernizar las estructuras militares del mando atlántico.

Washington quiere, sobre todo, dotar de una filosofía más operativa y ágil a una institución que se debate sobre su razón de ser desde la tragedia del 11 de septiembre.

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'La situación real es mucho peor de lo que podemos pensar y hay que estar preparados ante nuevas acciones terroristas', les dijo ayer el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, a sus colegas en la reunión ministerial de primavera celebrada en Bruselas. El jefe del Pentágono mencionó Irak, Irán, Corea del Norte, Siria, Libia y también Cuba como países que patrocinan el terrorismo y que están desarrollando armas químicas y biológicas.

Hizo también la autocrítica de la Administración norteamericana por no haber sabido detectar a tiempo los preparativos del 11 de septiembre, pero también afirmó que existen más lagunas que certezas cuando se investiga el terrorismo no sólo en su país, sino también en los demás. 'Pasan dos, tres, cuatro años después de un fenómeno como éste y muchos gobiernos no son capaces de sacar conclusiones exactas', señaló con una insólita sinceridad el veterano político republicano y ex embajador de EE UU en la OTAN.

Rumsfeld les leyó la cartilla a los aliados, remisos a la hora de incrementar sus presupuestos militares, pero se fue de Bruselas bastante satisfecho. Según fuentes diplomáticas norteamericanas, con la idea de que 'se han entendido y aceptado nuestras propuestas'. Los ministros se comprometieron a mejorar las capacidades militares y establecer un catálogo de aportaciones nacionales con plazos fijos, bien coordinadas entre dos o más países o bien a través de propias especializaciones. Sin embargo, sólo dos socios pequeños -Noruega y República Checa- hicieron referencias concretas. Los demás se mostraron entusiastas, pero sin anticipar un solo euro. 'Éste es un proceso lento, no se hace de la noche a la mañana', confesó George Robertson, secretario general de la Alianza, quien no se cansa en repetir una y otra vez que los europeos deben incrementar su capítulo militar.

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El desequilibrio entre Estados Unidos y el resto de la OTAN es gigantesco (se ha acentuado con la nueva Administración) tanto en porcentaje como en calidad, pese a que la nueva ministra francesa de Defensa, Michèle Alliot-Marie, se estrenó ayer en Bruselas diciendo que 'la diferencia no es superior en tecnología'. Jacques Chirac ha anunciado tras su reelección presidencial que Francia aumentará el gasto de defensa. El presupuesto militar norteamericano es 3,4% del PIB por sólo 1,8% el de la media de los demás países atlánticos.

La Alianza, tal como quería Washington, centrará sus objetivos a corto y medio plazo en cuatro prioridades: mejorar la defensa contra los ataques químicos, biológicos, radiactivos y nucleares; garantizar la superioridad de los sistemas de mando, comunicaciones e información; optimizar las fuerzas de despliegue y garantizar el despliegue rápido. Los aliados son conscientes de sus carencias en transporte aéreo, comunicaciones, armas de precisión, defensa de misiles tácticos, etcétera.

'Tendrán que poner en práctica lo que se han comprometido a hacer', comentó ayer una fuente oficial norteamericana. El calendario es relativamente concreto, pues será en Praga donde los líderes aliados sancionen por escrito la lista de aportaciones, si bien éstas no podrán empezar a ponerse en marcha hasta bien entrado el año próximo, en sintonía con los objetivos que la UE se ha marcado para la creación de una fuerza de reacción rápida. También en la capital checa esbozarán lo que debería ser la nueva OTAN, la OTAN ampliada, que Rusia sigue sin digerir, más ágil y moderna, con la reforma de sus estructuras de mando, la europea (SHAPE), con sede en Mons, y la atlántica (SACLANT), en Norfolk (Virginia). EE UU quiere eliminar SACLANT, pero esa decisión debe ser consensuada por todos.

'El reto actual de la Alianza Atlántica es el terrorismo', sentenció el ministro español Federico Trillo, quien afirmó en rueda de prensa que no es imprescindible la reforma del tratado fundacional para revisar los objetivos y actuar en áreas fuera del territorio aliado.

Putin no irá a Praga

¿Existen límites a la capacidad de acción de la OTAN del siglo XXI? Para Donald Rumsfeld, no. El jefe del Pentágono sostiene que entra dentro de lo posible contar entre los instrumentos de respuesta un ataque preventivo contra un país que patrocine el terrorismo. Hay otros países aliados que muestran más reservas y prefieren hablar de que hay consenso sobre el concepto, pero no tanto sobre su implementación. Más claro es Rusia. 'Estaríamos de acuerdo siempre que se hiciera en el marco de Naciones Unidas y consultas, porque una acción unilateral reportaría más peligro', dijo ayer tarde Serguéi Ivanov, el ministro ruso de Defensa, que asistió a la primera reunión de trabajo del flamante Consejo OTAN-Rusia, el nuevo mecanismo de cooperación bilateral bautizado el pasado 28 de mayo en una cumbre en Roma a la que asistió Vladímir Putin. Ivanov, en vísperas de su viaje a Bruselas, aseguró que Rusia no va a bendecir la ampliación, que considera un 'error', y que por tanto Putin no acudirá a la cumbre de la OTAN en Praga.

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