Connelly describe la mafia de Las Vegas con los ojos de una ladrona

El escritor de novela negra afirma que la vida siempre es más oscura

El creador del detective Harry Bosch, al que algunos definen como el Philip Marlowe contemporáneo, ha dado la vuelta a sus novelas negras con Luna funesta (Ediciones B). Michael Connelly ha viajado a los casinos de Las Vegas para describir la actual mafia del juego, 'la de las corporaciones', a través de la mirada de su primera protagonista femenina, la ladrona de guante blanco Cassie Black.

Tan lacónico en persona como elocuente en sus libros, el ex reportero de sucesos de Los Angeles Times Michael Connelly ha creado en los últimos años un negro universo de tramas ...

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El creador del detective Harry Bosch, al que algunos definen como el Philip Marlowe contemporáneo, ha dado la vuelta a sus novelas negras con Luna funesta (Ediciones B). Michael Connelly ha viajado a los casinos de Las Vegas para describir la actual mafia del juego, 'la de las corporaciones', a través de la mirada de su primera protagonista femenina, la ladrona de guante blanco Cassie Black.

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Tan lacónico en persona como elocuente en sus libros, el ex reportero de sucesos de Los Angeles Times Michael Connelly ha creado en los últimos años un negro universo de tramas verosímiles y complicadas (su inspiración, dice, son Chandler, Ross McDonald y Joseph Wambaugh), en el que lo criminal es siempre parte de un ácido retrato social. En eso Luna funesta sigue la tradición de este autor de best sellers muy apreciado por la crítica (y por el cine: Clint Eastwood acaba de rodar la adaptación de su novela Deuda de sangre).

La protagonista, Cassie Black, es una hábil ex ladrona que trabaja en un concesionario de coches en LA y decide dar su último golpe en un casino de Las Vegas, lo cual sirve a Connelly para bucear minuciosamente en el tecnológico mundo de la seguridad de esos garitos de naipes, mármol, vigilantes y 'turistas que antes de ir calculan lo que van a perder'.

Su conclusión es que 'los casinos han rehecho su imagen pero la mafia sigue teniendo las manos en el pastel. En la superficie, los dueños son grandes empresas de prestigio. Por debajo, los métodos siguen siendo iguales: la única seguridad que les preocupa es la de los porcentajes que ganan'. ¿Haciendo trampas? 'No creo que necesiten arriesgar su credibilidad de esa forma. Si eso se supiera, sería su ruina. Los porcentajes son lo suficientemente grandes. Aunque ganan un montón de dinero, y dinero casi siempre es sinónimo de delito'.

Quizá por eso, Connelly se confiesa más mirón que jugador ('sólo en el póquer no hay desventaja') y admite que desde que tiene éxito ha tomado medidas aislacionistas para que sus ganancias no afecten a su literatura. Luego, explica que el gran reto de la novela era lograr que Cassie Black, una especie de Pantera Rosa que recuerda a la Catherine Zeta-Jones de La trampa, 'fuera un personaje complejo; que siendo una delincuente peligrosa gustara al lector'.

'Necesitaba tomarme un respiro de Harry Bosch', añade. Ese detective atormentado y ético que, como Black, busca su redención (Bosch viene de El Bosco, cuya pintura vio ayer por primera vez Connelly en El Prado), es una mezcla de personajes de ficción y de policías que el ex reportero conoció en las calles. 'El origen de mis novelas suelen ser pequeños disparos de realidad que se quedan depositados en mi cabeza. Pero la realidad siempre es más negra que las novelas negras. En las novelas el caos siempre se ordena. En Los Ángeles un tercio de los criminales se escapan de la justicia'.

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