Un minisalto en gasto público

El Plan Info XXI nunca se concibió, presupuestos en mano, como un gran salto cuantitativo respecto del pasado. La inyección de dinero público con que el Gobierno pretendía demostrar el espaldarazo al proyecto parecía de vértigo: 4.958 millones de euros en tres años. Esta cantidad resultaba de sumar las distintas partidas presupuestarias de la Administración destinadas a tecnología de la información y la comunicación (TIC) y los fondos del Ministerio de Ciencia y Tecnología para impulsar la Sociedad de la Información.

Pero se ejecute o no todo el presupuesto, la envergadura de la ...

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El Plan Info XXI nunca se concibió, presupuestos en mano, como un gran salto cuantitativo respecto del pasado. La inyección de dinero público con que el Gobierno pretendía demostrar el espaldarazo al proyecto parecía de vértigo: 4.958 millones de euros en tres años. Esta cantidad resultaba de sumar las distintas partidas presupuestarias de la Administración destinadas a tecnología de la información y la comunicación (TIC) y los fondos del Ministerio de Ciencia y Tecnología para impulsar la Sociedad de la Información.

Pero se ejecute o no todo el presupuesto, la envergadura de la cifra se reduce al compararla con lo que ya sumaban las partidas tecnológicas de la Administración antes de que se lanzara el Info XXI: entre 1998 y 2000, los tres años previos al plan, el entramado administrativo del Estado ya se gastó en tecnología 3.180 millones de euros.

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Según las previsiones del Gobierno, el plan iba a elevar estas partidas, entre 2001 y 2003, a 3.607 millones de euros (sin contar los fondos extra de Ciencia y Tecnología). Conclusión: gracias a Info XXI, el salto de un trienio al siguiente equivalía a 427 millones de euros (71.046 millones de pesetas).

Además, el ritmo de crecimiento anual de estas partidas (un 6,7% en 1998, un 9,6% en 1999 y un 11,8% en 2000) iba a pegar un frenazo tras el plan. En las previsiones gubernamentales, entre 2001 y 2003, los porcentajes de crecimiento no superaban el 2,5%. Si, encima, se le restaba al actual trienio el efecto inflación estimado, el crecimiento en 2001 pasaba a ser negativo (-2,1%) y, en 2002 y 2003, del 0%.

La cosa no acaba aquí.De los 3.607 millones de euros presupuestados entre 2001 y 2003 para gastos en TIC, la parte correspondiente a inversiones no representaba ni la mitad del total (un 46%): 1.682 millones de euros, según el marco presupuestario del plan. El resto se repartía entre gastos en bienes y servicios y de personal.

Esta circunstancia mantiene encendidas las alarmas, ya que, frente a esta cantidad de 1.682 millones, en el trienio previo a Info XXI se habían dedicado ya a inversiones 1.406 millones de euros (un 44% del total). La diferencia entre los periodos pre y post plan asciende sólo a 276 millones.

Es cierto que a los 3.607 millones de euros totales que la Administración debía gastar en tecnología entre 2001 y 2003 hay que añadirle la segunda pata de recursos: los aportados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, creado en 2000. Esta parte suma 1.352 millones de euros. Sin embargo, de estos fondos, sólo un 22,6% corresponde a inversiones y a subvenciones. El 77,4% restante (1.045 millones de euros) son créditos a reembolsar.

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