Los técnicos de Sanidad desvelan fallos en la vigilancia de fármacos y epidemias

El Consejo Interterritorial de Salud conocerá hoy el informe con las carencias del sistema

No es que funcione mal, pero la calidad del sistema de vigilancia de la sanidad es claramente mejorable, según los expertos del Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas. Tres equipos formados por representantes de las administraciones sanitarias han analizado la red de vigilancia de fármacos, de productos sanitarios y de brotes epidemiológicos, y han encontrado grandes áreas de mejora. Entre ellas, destacan la falta de fondos, la formación del personal, la comunicación entre profesionales y autoridades y el tiempo que se tarda en responder a las alertas.

El informe se encargó e...

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No es que funcione mal, pero la calidad del sistema de vigilancia de la sanidad es claramente mejorable, según los expertos del Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas. Tres equipos formados por representantes de las administraciones sanitarias han analizado la red de vigilancia de fármacos, de productos sanitarios y de brotes epidemiológicos, y han encontrado grandes áreas de mejora. Entre ellas, destacan la falta de fondos, la formación del personal, la comunicación entre profesionales y autoridades y el tiempo que se tarda en responder a las alertas.

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El informe se encargó el pasado 25 de septiembre, después de un verano en el que coincidieron las alertas por los 12 muertos por el uso de hemodializadores de Baxter contaminados, y la epidemia de legionela de Murcia (cinco muertos y 650 afectados) y la retirada de los medicamentos contra el colesterol compuestos por cerivastatina (Lipobay y otras cuatro marcas) por su relación con seis muertes y cientos de afectados. El Consejo Interterritorial de Salud (el organismo que agrupa a los responsables sanitarios de las administraciones central y autonómicas) estudiará hoy el documento. Las principales conclusiones se explican a continuación.

- Alertas de medicamentos. Tan sólo seis de las 17 comunidades autónomas han establecido normas y ubicación para sus centros de farmacovigilancia (ver gráfico).

- Recursos. En todas las áreas investigadas, las autoridades se quejan de que faltan personal y presupuesto. Por ejemplo, sólo 24 médicos trabajan en farmacovigilancia, y la red cuenta con 170 epidemiólogos, muchos de ellos a tiempo parcial.

- Información de las autoridades. El sistema de información a los médicos 'es mejorable', ségún los expertos. No todos conocen a tiempo las alertas ni las modificaciones en las indicaciones de uso de los medicamentos. Los problemas con productos sanitarios se notifican por fax. Los expertos proponen que se cree una intranet (red informática para profesionales), pero ello tiene el problema de que no todos los profesionales tienen un ordenador disponible.

- Comunicación a ciudadanos. El estudio sugiere que se cree una comisión que estudie cómo se informa a los ciudadanos de las alertas, de manera que puedan velar por su salud sin alarmas injustificadas.

- Notificaciones. Los profesionales no notifican todas las reacciones adversas de los medicamentos. Además, muchos no saben que es su obligación informar, ni cómo hacerlo (el método llamado de las 'tarjetas amarillas'). La diferencia de notificaciones entre unas comunidades y otras no se justifica ni por su población ni por el personal sanitario del que disponen. En el caso de los brotes epidémicos, los especialistas intentan asegurar tanto que tardan más de lo debido en notificarlos.

- Descoordinación. Faltan datos agregados que permitan identificar antes los riesgos de un medicamento o de un producto sanitario. Los expertos opinan que esta situación se podría mejorar con las herramientas informáticas disponibles hoy día, como la creación de bases de datos y un mejor uso de las ya existentes.

- Falta de respuesta. Cuando se detecta un problema con un producto, las empresas deben indicar su distribución. El informe destaca que a veces los profesionales que usan estos productos no colaboran con las autoridades. Los profesonales sanitarios comunican poco estos fallos, quizá por miedo a que se les atribuya el problema.También las administraciones tardan en responder.

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