CUMBRE DE BARCELONA

La UE intenta vencer la resistencia de Francia y Alemania a la liberalización

Schröder y Jospin exigirán en Barcelona un 'equilibrio' entre reformas y protección social

La cumbre europea de Barcelona abordará hoy y mañana, bajo la presidencia de José María Aznar, las grandes reformas liberalizadoras de la economía que la mayoría de los líderes de la Unión Europea considera necesarias para afianzar el euro y para convertir a la Unión en la zona más competitiva del mundo en 2010. La energía, los transportes, el empleo y los mercados financieros acapararán las discusiones de los jefes de Estado o de Gobierno de los Quince. Francia, que cuenta con la 'comprensión' de Alemania, se alza como la única voz claramente discordante.

La crítica, cuando no el recha...

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La cumbre europea de Barcelona abordará hoy y mañana, bajo la presidencia de José María Aznar, las grandes reformas liberalizadoras de la economía que la mayoría de los líderes de la Unión Europea considera necesarias para afianzar el euro y para convertir a la Unión en la zona más competitiva del mundo en 2010. La energía, los transportes, el empleo y los mercados financieros acapararán las discusiones de los jefes de Estado o de Gobierno de los Quince. Francia, que cuenta con la 'comprensión' de Alemania, se alza como la única voz claramente discordante.

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La crítica, cuando no el rechazo, al nuevo impulso liberalizador europeo también quedó patente ayer en las calles de Barcelona en la gran manifestación sindical que reclamó una Europa más social.

En el Palacio de Congresos, y en medio de impresionantes medidas de seguridad y control, la discusión de mayor calado se centrará hoy en la liberalización del sector eléctrico, que Francia se empeña en frenar. París, en pleno periodo electoral, está dispuesto en el mejor de los casos a comprometerse en los próximos meses a que sólo los grandes clientes (industrias) tengan libertad para elegir suministrador. Todos los demás quieren ir más lejos, de manera que París acepte al menos un compromiso político para que también los consumidores individuales, los hogares, puedan elegir suministrador en el futuro.

La Comisión propone que la liberalización para las industrias se haga en 2003, y la total, en 2005. Francia podría aceptar dar el primer paso, aunque seguramente optando por 2004, pero se resiste a mayores compromisos futuros. Es ese compromiso el que exige Aznar. 'Busco resultados concretos, con fechas', ha repetido estos días el presidente español, incluso en la carta enviada al resto de líderes.

El canciller alemán, Gerhard Schröder, ya ha declarado que él es 'comprensivo' con la posición francesa. Además de otros intereses estratégicos que les unen, dado el apoyo mutuo que se prestan en todas las cumbres, Schröder también comprende que, como ocurre en su país, Francia está en periodo electoral. Por tanto, ni Jacques Chirac ni Lionel Jospin harán algo que pueda irritar a los sindicatos de la todopoderosa Electricité de France (EdF), hoy cien por cien propiedad del Estado. París se escuda, además, en que nadie tiene nada que reprocharle porque ha liberalizado su sector eléctrico en un 30%, que es lo que hoy exige la norma comunitaria aprobada en 1998. Aznar se enfrentará también con algunos de sus colegas en otros frentes. El presidente español, apoyado en este caso por el británico Tony Blair y el italiano Silvio Berlusconi, quiere impulsar la creación de empleo con fórmulas que incluyan la flexibilidad laboral. Los líderes socialdemócratas, con Jospin y Schröder al frente, ya le han hecho saber que no aceptan una liberalización a ultranza si no incluye un 'equilibrio' con la protección social y el apoyo a los menos favorecidos o quienes puedan resultar perjudicados por las reformas. A modo de aviso, Jospin y Schröder ya han advertido que llegan a Barcelona 'unidos'. El primer ministro francés añadió que viene a la cumbre 'a defender el servicio público' y a evitar que la liberalización se haga 'de forma demasiado rápida'.

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En los prolegómenos de la reunión, el Gobierno español, que en esta cumbre se juega buena parte de su prestigio internacional, vio con satisfacción que los Quince asumían su propuesta de compromiso para aumentar ligeramente la ayuda al desarrollo. Por la noche, sin embargo, comprobó las fuertes discrepancias existentes entre los Quince a la hora de asumir la propuesta española, hecha suya por la Comisión, de crear un Banco Euromediterráneo para el Desarrollo, especialmente del norte de África. España quiere que sea una filial del Banco Europeo de Inversiones (BEI), pero Alemania, Holanda, Austria y Reino Unido, entre otros, creen que el proyecto es demasiado costoso y prefieren, en todo caso, una línea especial de crédito dentro del BEI.

Al margen de discrepancias, la de Barcelona se convertirá hoy en la cumbre europea que más jefes de Estado o de Gobierno acogerá. A los Quince se unen a la sesión de trabajo de hoy los máximos dirigentes de los países candidatos y, tras el éxito de ayer de la política exterior europea en los Balcanes, también lo harán los líderes de Serbia y Montenegro. En ese capítulo de la política exterior, la crisis de Oriente Próximo también será hoy, en la cena, uno de los temas calientes de la cita de Barcelona.

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