Un libro y una exposición reúnen las fotos en verso de Álvarez Bravo

Turner y la Casa de América rinden homenaje al artista centenario

Cien años de vida, 80 de ellos ojo avizor. Un mundo en blanco y negro poblado de mujeres, niños, muerte, tristeza, silencios que chillan poesía, vida cotidiana y sublime. Es el mundo del gran fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo, que el 4 de febrero cumplió 100 años. Para celebrarlo, se expone en la Casa de América una muestra con 75 obras, y la editorial Turner ha publicado el libro Cien años, cien días.

'La realidad es más real en blanco y negro', dice el poema Cara al tiempo, que Octavio Paz dedicó a Älvarez Bravo. Está en el apéndice de este libro (coeditado por Tur...

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Cien años de vida, 80 de ellos ojo avizor. Un mundo en blanco y negro poblado de mujeres, niños, muerte, tristeza, silencios que chillan poesía, vida cotidiana y sublime. Es el mundo del gran fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo, que el 4 de febrero cumplió 100 años. Para celebrarlo, se expone en la Casa de América una muestra con 75 obras, y la editorial Turner ha publicado el libro Cien años, cien días.

'La realidad es más real en blanco y negro', dice el poema Cara al tiempo, que Octavio Paz dedicó a Älvarez Bravo. Está en el apéndice de este libro (coeditado por Turner, Canaculta, Fundación Televisa y Banamez), un verdadero lujo del que se han tirado 7.000 ejemplares (1.000 de ellos en inglés) y que enseña un centenar de fotografías de gran formato entre un texto principal de Carlos Monsiváis y un epílogo colectivo en el que resuenan las palabras de André Breton, Diego Rivera o Juan García Ponce.

Todos tratan de explicar lo inexplicable, el magnetismo de esas imágenes que detuvieron el tiempo en un instante que no podía ser otro; el poder poético de esa mirada nítida; su capacidad de contar cosas, a veces transparente y a ratos irónica; su factura cristalina, o sus títulos sencillos pero inimitables. Paz: 'Los títulos de Manuel no son cabos sueltos, son flechas verbales, señales encendidas'.

La impresión que queda al ver las fotos y leer a unos y otros es que encasillar a Álvarez Bravo es muy difícil, que resulta casi imposible escribir sobre esas fotografías que incitan a escribir tanto: poemas, metáforas, enumeraciones, hipérboles, descripciones...

Monsiváis se acerca a través de simetrías y negaciones: dice que la obra es sensual y ascética, abstracta y figurativa, mítica y arquetípica, insólita y previsible, ni retórica ni romántica, ni política ni literaria. Tampoco solamente poética, 'aunque sea capaz de vislumbrar el azar en el anuncio de una óptica'. Y aunque Breton dijera: 'Todo lo poético mexicano ha sido puesto por él a nuestro alcance'.

Juan García Ponce agrega que lo más interesante de esas fotos misteriosas 'es la aparición de lo invisible'.

Ese improbable ejercicio de buscar lo que no se ve (porque la verdad es que en esas fotos perfectas se ve todo) es un gancho más de la exposición de la Casa de América, que muestra 75 fotos del operador de Nazarín procedentes del Museo de Arte Moderno de México. Viajan desde los años veinte a los setenta, han visitado ya Santiago de Chile y París, y en Madrid (paseo de Recoletos, 3) estarán hasta el 15 de abril. Luego irán a Roma. La comisaria Judith Gómez de Haro cuenta que Álvarez Bravo sigue lúcido y en activo. 'El día de su cumpleaños acudió al festejo que se celebró en su honor en el Palacio de Bellas Artes. Y escuchó la Cuarta sinfonía de Mahler, su favorita'.

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