Reportaje:

La pereza del árbol más madrugador

Las heladas han retrasado dos semanas la floración del almendro en Madrid, que cosecha 45.000 kilos

Los almendros, árboles de tronco leñoso y flores que destellan en rosa pálido desde cualquier rincón donde se asilvestran, han regresado este año a los jardines, parques y lindes de carreteras de Madrid con 15 días de retraso. Siempre aventajan en su floración a otros vegetales, pero este año lo han hecho algo rezagados. Las heladas, su principal enemigo, aún pueden acabar con muchos de ellos, pero de los 1.193 grados centígrados de temperatura que necesitan acumular para su floración, casi todos ellos los han logrado a partir del 20 de febrero. Ya han brotado sus inconfundibles flores. El res...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Los almendros, árboles de tronco leñoso y flores que destellan en rosa pálido desde cualquier rincón donde se asilvestran, han regresado este año a los jardines, parques y lindes de carreteras de Madrid con 15 días de retraso. Siempre aventajan en su floración a otros vegetales, pero este año lo han hecho algo rezagados. Las heladas, su principal enemigo, aún pueden acabar con muchos de ellos, pero de los 1.193 grados centígrados de temperatura que necesitan acumular para su floración, casi todos ellos los han logrado a partir del 20 de febrero. Ya han brotado sus inconfundibles flores. El resto brota hasta el 10 de marzo, como marcan los calendarios fenológicos, tablas muy especiales que anuncian su nacimiento, recolección y comercialización.

El calendario fenológico de Madrid anuncia cuándo florece aquí el almendro: a partir del 5 de febrero. En la contigua Castilla-La Mancha, sin embargo, lo hacen entre el 20 de enero y el 5 de marzo, mientras que en Castilla y León su primera floración comienza el 10 de febrero.

Estas evidencias se basan en las observaciones realizadas durante décadas por miles de campesinos, recogidas en los calendarios fenológicos, adjetivo proveniente de un apócope de la palabra fenomenológico. Proceden de una serie de datos sobre el comportamiento de los vegetales y de los animales, para el primer caso vinculadas a otras observaciones sobre lluvias y temperaturas, que permite la planificación de las tareas agrícolas, cuyas limitaciones y posibilidades establece. El calendario aplicable a Madrid se guarda y rehace en el Instituto Nacional de Meteorología de la Ciudad Universitaria, desde cuyas ventanas cabe ver bellos almendros, como en el parque de la Fuente del Berro, el Retiro en la cuesta de Menéndez Pelayo y otros parajes de la ciudad.

La polinización de estos árboles, prematura respecto a todos los demás, se debe a una fantástica trampa urdida por la naturaleza sobre determinados insectos. Como otros de su clase, a principios de febrero, los insectos se encuentran en letargo invernal. Empero, la floración de los almendros causa en ellos un devaneo derivado de la perfumación del ambiente. Al despertar, los himenópteros, de cuerpo peludo y listado denomidados bombus, perciben una silueta, la de la flor del almendro, que instintivamente confunden con la de la hembra. Salen en tromba hacia ellas y, al posarse sobre sus corolas, recogen en su patas el polen que, luego, en su itinerar por otros parajes, van depositando. Madrid produce al año unos 45.000 kilos de almendra; cada kilo tiene 6.100 calorías. Unos 250 campesinos cultivan almendros en la Comunidad, que da ayudas de 56.000 pesetas por hectárea, según la Dirección General de Agricultura. Tres de cada 10 almendros se asilvestran. Pese a crecer en parajes calizos o pedregosos, su efímera belleza perdura en la memoria de Madrid todo el año.

Un joven lee debajo de almendros en flor en el parque de Suances.MORGANA VARGAS LLOSA
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En