Cuatro países en el punto de mira

Tras la caída de los talibanes en Afganistán, que el Pentágono ha calificado como sólo el fin de la primera fase de la guerra, EE UU se prepara para continuar la campaña contra el terrorismo en otros escenarios. Y Somalia, Yemen y Sudán son los primeros de la lista. Los tres países comparten un convulso pasado colonial, una experiencia independiente lastrada por las guerras civiles y el fanatismo y una situación presente de Estados fallidos, con estructuras de poder extremadamente débiles si no sumidas en el caos.

El cuarto objetivo, Irak, sobre el que los halcones de la A...

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Tras la caída de los talibanes en Afganistán, que el Pentágono ha calificado como sólo el fin de la primera fase de la guerra, EE UU se prepara para continuar la campaña contra el terrorismo en otros escenarios. Y Somalia, Yemen y Sudán son los primeros de la lista. Los tres países comparten un convulso pasado colonial, una experiencia independiente lastrada por las guerras civiles y el fanatismo y una situación presente de Estados fallidos, con estructuras de poder extremadamente débiles si no sumidas en el caos.

El cuarto objetivo, Irak, sobre el que los halcones de la Administración de Bush insisten en acabar el trabajo iniciado en 1991, presenta mayores dificultades militares y diplomáticas ante una eventual intervención, si bien, como dijo el martes en Bruselas el secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld, 'es la misión la que determina la coalición y no al revés'.

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- Somalia. Sin Gobierno central desde 1991, cuando fue derrocado el presidente Siad Barre, este viejo protectorado británico y antigua colonia italiana, habitado por siete millones de personas, vive desde entonces bajo el control de distintos señores de la guerra.

Somalia es una espina clavada en la política exterior estadounidense. En octubre de 1993, 18 rangers murieron en Mogadiscio a manos de fuerzas del señor de la guerra Mohamed Farah Aidid al fracasar una misión de paz de la ONU.

Desde octubre de 2000 cuenta con un nuevo Gobierno, formado por hombres de Barre, al que son hostiles los caudillos del sur.

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- Sudán. Desde su independencia en 1956, el país más grande de África con una población de 34 millones sólo ha conocido 11 años de paz, inmerso en una larguísima guerra civil entre el Norte musulmán y el Sur animista y cristiano.

En 1989 se hizo con el poder, tras un golpe de Estado, el Frente Nacional Islámico, que intenta imponer la sharia al resto del país, al tiempo que sirve de santuario hasta 1996 a los hombres de Bin Laden. Desde entonces, y hasta septiembre pasado, el país ha estado sometido a sanciones económicas por parte de EE UU y la ONU.

En 1998, EE UU bombardeó una fábrica de Jartum en represalia por los atentados contra sus embajadas en Kenia y Tanzania. En los últimos meses, el Gobierno ha manifestado su disposición a colaborar con Washington.

- Yemen. El antiguo hogar de la reina de Saba ostenta un extraño récord: 60 millones de armas de fuego para una población de 18 millones de habitantes. Tras años de escaramuzas y una corta guerra civil, a mediados de los años noventa se unificaron el Norte tradicionalista y el Sur marxista. El Sur ha servido de campo de entrenamiento terrorista durante años, con ayuda de la antigua RDA, y son muchos los militantes de Al Qaeda de origen yemení.

Yemen está en el punto de mira de Washington desde octubre de 2000, cuando 17 marines murieron en el atentado contra el destructor USS Cole, una acción reivindicada por el Ejército Islámico de Adén. El presidente Saleh prometió a EE UU a comienzos de este mes su cooperación en la búsqueda de hombres de Bin Laden.

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