La masiva llegada de temporeros dobla la población de Barbens en sólo 15 días

La llegada masiva de inmigrantes a la pequeña localidad leridana de Barbens (Pla d'Urgell), para trabajar en la recogida de la manzana ha provocado un clima de tensión entre los vecinos porque temen que la presencia de este colectivo formado por más de 700 temporeros, mayoritariamente magrebíes, puede generar problemas de orden público, ya que no hay trabajo para tantas personas.

La población de Barbens, de unos 800 habitantes, se ha duplicado prácticamente en dos semanas. A primeros de mes, coincidiendo con el declive de la campaña de recolección de la fruta en otros municipios del Bai...

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La llegada masiva de inmigrantes a la pequeña localidad leridana de Barbens (Pla d'Urgell), para trabajar en la recogida de la manzana ha provocado un clima de tensión entre los vecinos porque temen que la presencia de este colectivo formado por más de 700 temporeros, mayoritariamente magrebíes, puede generar problemas de orden público, ya que no hay trabajo para tantas personas.

La población de Barbens, de unos 800 habitantes, se ha duplicado prácticamente en dos semanas. A primeros de mes, coincidiendo con el declive de la campaña de recolección de la fruta en otros municipios del Baix Segre, llegaron los primeros inmigrantes. El primer sorprendido por la afluencia de temporeros ha sido el propio alcalde, José Luis Plaza (CiU), que decidió censar en sus oficinas municipales a los forasteros. 'No se trata de un censo oficial, sino de tener una relación para que los servicios municipales puedan calcular sus necesidades si tienen que actuar', aclara Plaza.

Barbens está desbordado. La mayoría de los inmigrantes no disponen de medios de subsistencia ni de alojamiento, por lo que más de un centenar de ellos han ocupado el campo de fútbol de la localidad, donde duermen a la intemperie y sin las mínimas condiciones higiénicas, esperando que algún empresario les contrate. Hoy deberán dejar libre la instalación deportiva para que el equipo del pueblo pueda entrenarse y jugar un partido de competición.

Unos se quejan de la falta de agua para cocinar y asearse, y otros lamentan hallarse sin trabajo ni dinero. 'Vivimos como animales, no tenemos ni agua. Si queremos comer tenemos que robar fruta', se lamentaba uno de los temporeros.

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