Una historia entre pasillos

La historia de la convocatoria relámpago del Ministerio de Ciencia y Tecnología se fraguó en poco más de veinte días. Durante noviembre, apenas a un mes del cierre del año fiscal en la Administración, funcionarios de Hacienda advirtieron la existencia de una enorme bolsa de dinero todavía por gastar en el ministerio. Ante el temor de que esa cantidad, entre 40.000 y 45.000 millones de pesetas desconsolidara para el próximo ejercicio, surgió la idea de reconvertir esos fondos, mayoritariamente procedentes de la transferencia de las arcas del Ministerio de Industria al nuevo minist...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La historia de la convocatoria relámpago del Ministerio de Ciencia y Tecnología se fraguó en poco más de veinte días. Durante noviembre, apenas a un mes del cierre del año fiscal en la Administración, funcionarios de Hacienda advirtieron la existencia de una enorme bolsa de dinero todavía por gastar en el ministerio. Ante el temor de que esa cantidad, entre 40.000 y 45.000 millones de pesetas desconsolidara para el próximo ejercicio, surgió la idea de reconvertir esos fondos, mayoritariamente procedentes de la transferencia de las arcas del Ministerio de Industria al nuevo ministerio, en créditos blandos para 'equipamientos científicos y tecnológicos'. Dado que ese concepto no es aplicable a universidades o centros públicos de investigación, se optó por la figura de los parques científicos y tecnológicos, regidos por patronatos o fundaciones.

Tras su publicación en el BOE, técnicos del ministerio llamaron a representantes de universidades y de centros del CSIC para apremiar la presentación de solicitudes. Sin embargo, no se llamó a todos los candidatos potenciales ni se informó a todos los centros, a pesar de que formaran parte de una misma institución. Para Xavier Obradors, investigador del CSIC en Barcelona, ello demuestra una 'alarmante falta de igualdad de oportunidades', agravada, en su opinión, por los 'dudosos criterios de evaluación' empleados. 'Es un descrédito para el sistema', zanja.

Por su parte, Márius Rubiralta, vicerrector de investigación en la Universidad de Barcelona, lamenta la fórmula, aunque no el fondo. 'La convocatoria permitirá salvar proyectos importantes', indica.

Archivado En