LA OFENSIVA TERRORISTA

Aznar rechaza reunirse con Ibarretxe hasta que "no recupere un comportamiento democrático"

Pocas horas después de asistir a la manifestación de Barcelona, donde los reiterados llamamientos al diálogo en Euskadi le colocaron en una posición incómoda, José María Aznar sentó ayer su posición: el Gobierno no cambia su política antiterrorista ni la vasca; la palabra diálogo puede confundir, si no se precisa, ya que también es utilizada por ETA. Tampoco participará "en un diálogo si elude las exigencias democráticas de una rectificación profunda y creíble" del PNV. Y apostó por superar sus desacuerdos con los socialistas, para lo que ayer se reunieron miembros del Gobierno y PSOE.

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Pocas horas después de asistir a la manifestación de Barcelona, donde los reiterados llamamientos al diálogo en Euskadi le colocaron en una posición incómoda, José María Aznar sentó ayer su posición: el Gobierno no cambia su política antiterrorista ni la vasca; la palabra diálogo puede confundir, si no se precisa, ya que también es utilizada por ETA. Tampoco participará "en un diálogo si elude las exigencias democráticas de una rectificación profunda y creíble" del PNV. Y apostó por superar sus desacuerdos con los socialistas, para lo que ayer se reunieron miembros del Gobierno y PSOE.

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Aznar dio a su intervención, desde Zagreb, un tono de declaración institucional, que reveló la preocupación del Gobierno por lo que el llamamiento genérico al diálogo puede tener de cuestionamiento de la política antiterrorista compartida con el PSOE.Mariano Rajoy, número dos de Aznar, siguió desde Madrid la intervención del presidente y, a continuación, se sometió a las preguntas de los periodistas en La Moncloa y precisó la intervención del presidente que, en Zagreb, no admitió preguntas.

Tanto Aznar como Rajoy marcaron claramente el terreno de juego en que se puede desenvolver el diálogo que se le reclama al Gobierno. Y no es otro que el marcado por los pactos de Ajuria Enea y Madrid, que siguen siendo la guía de la política antiterrorista compartida por el Gobierno y el PSOE.

Precisaron su contenido en la recuperación del prestigio y la fortaleza de las instituciones vascas; en el reforzamiento del Estatuto como "terreno común de encuentro entre los vascos"; el aislamiento de ETA y sus cómplices y en el reconocimiento de las víctimas al terrorismo; en mejorar los instrumentos del Estado de derecho para combatir a ETA y en mejorar la pluralidad vasca.

Aznar, en su declaración institucional, destacó los aspectos de un posible diálogo que nunca abordaría y que son los que le separan de ETA y el PNV. "No participaré en un diálogo para quebrar el marco constitucional, declarar muerto el Estatuto, aceptar el llamado ámbito vasco de decisión, declarar la existencia de un supuesto conflicto político que legitima el terrorismo o dar por bueno que el pueblo vasco no se ha podido expresar libremente en veinte años", señaló el presidente.

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Rajoy, pedagógico, precisó que ETA nunca aceptará un diálogo con este contenido que sirve para "reforzar la unidad de los partidos democráticos". Pero también deslindó el campo con el PNV y el propio lehendakari Juan José Ibarretxe, al acusarles de vulnerar una parte de esos contenidos: el del respeto al Estatuto y el del prestigio de las instituciones vascas.

El vicepresidente denunció concretamente que Ibarretxe haya contravenido la decisión mayoritaria del Parlamento vasco de retirar el apoyo a la Udalbiltza (Asamblea de Municipios Vascos), planteada por EH como un contrapoder al Gobierno vasco y que "mantenga sine die un Gobierno en minoría, tras perder políticamente dos mociones de censura".

Aznar sostuvo, en su declaración, que para el diálogo ya está el Parlamento Vasco, cercenado, según los populares, por la negativa de los nacionalistas a convocar elecciones anticipadas.

Rajoy fue muy claro, en este aspecto: Aznar no se entrevistará con Ibarretxe hasta que no defienda los principios enunciados y recupere "un comportamiento democrático". "Cuando Ibarretxe manifieste que estos son sus principios y se va a comportar democráticamente, lógicamente las circunstancias habrán cambiado", explicó.

Objetivos políticos de ETA

El vicepresidente primero aclaró, a continuación, que la solución al problema terrorista "pasa necesariamente" porque haya un Gobierno vasco que defienda esos principios y "no busque los mismos objetivos políticos de la organización terrorista". Y reiteró la base de la estrategia del Gobierno: es imposible disociar la lucha antiterrorista de que la gobernabilidad del País Vasco esté en manos de quienes defienden la Constitución y el Estatuto.Aznar, en su declaración, señaló que no se podrá luchar contra el terrorismo si el PP y el PSOE no se ponen de acuerdo para promover una alternativa al actual Gobierno nacionalista, y amonestó a los socialistas para que no impidan con una "maniobra de corto vuelo" la construcción de "esa alternativa de libertad que tantos vascos necesitan".

Rajoy dijo que no dudaba de que el diálogo que propone el PSOE es para "ver cómo defendemos y reforzamos la Constitución, el Estatuto y las instituciones", pero también dijo que desconocía si los socialistas "se explican bien o tienen ideas claras cuando piden diálogo".

Rehuyó el vicepresidente referirse a los "proyectos distintos" sobre la visión territorial de España entre el PSOE y el PSC (Partit dels Socialistes de Catalunya) como ha hecho en otras ocasiones. Lo hizo de manera indirecta al pedir a los socialistas que "hagan lo que piensa la dirección del PSOE". Pero evitó zaherir a los socialistas, en un momento en que al Gobierno le interesa contar con ellos para afrontar la lucha antiterrorista y la alternativa común al nacionalismo en el País Vasco.

No obstante, le reclamó que aclarara cuanto antes su posición ante las alianzas en Euskadi: si va a formar una alternativa con el PP frente al nacionalismo o va a profundizar en el acercamiento al PNV, al que los populares preocupa.

Rajoy reveló aún más preocupación al referirse al riesgo de ruptura del pacto antiterrorista con el PSOE ante la negativa del Gobierno a firmar el documento que los socialistas le presentaron la pasada semana. El Ejecutivo ya ha dejado sentado que no habrá nuevo pacto antiterrorista hasta que se celebren las elecciones en el País Vasco.

Lo destacable de la declaración de ayer de Aznar fue la vehemencia con la que Aznar expuso: "Es mi deber no entregar a los pistoleros ni nuestra democracia ni nuestra libertad, ni las vidas de los vascos que quedarían al albur de los designios de la banda criminal".

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