HISTORIAS DEL COMERLA CATA DECANTADOR

Para 'abrir' el vino

Si la manera de elaborar los caldos, los gustos de los consumidores y el mercado han cambiado en las dos últimas décadas más que en el resto de la historia del hombre sobre el planeta Tierra, lo mismo podemos decir de la cultura y objetos que se mueven alrededor del preciado mosto rey. Entre los artilugios que se han puesto de mayor actualidad en encuentra el decantador. Este ingenio ha dejado de ser un sencillo recipiente de cristal usado para el trasiego de mostos viejos, con el fin de poder eliminar las materias sólidas alojadas en el fondo de la botella. La estética en el diseño del recipi...

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Si la manera de elaborar los caldos, los gustos de los consumidores y el mercado han cambiado en las dos últimas décadas más que en el resto de la historia del hombre sobre el planeta Tierra, lo mismo podemos decir de la cultura y objetos que se mueven alrededor del preciado mosto rey. Entre los artilugios que se han puesto de mayor actualidad en encuentra el decantador. Este ingenio ha dejado de ser un sencillo recipiente de cristal usado para el trasiego de mostos viejos, con el fin de poder eliminar las materias sólidas alojadas en el fondo de la botella. La estética en el diseño del recipiente tenía escasa importancia y sólo se tenía en cuenta su funcionalidad.Ahora el decantador es un objeto de culto que se utiliza como ornamento para la mesa. Los estudiosos investigan sus múltiples propiedades en función de los mil y un diseños posibles. Podemos encontrar decantadores lisos, tallados de vidrio y adoptando formas realmente sorprendentes.

Curiosamente, desde el punto de vista de su utilidad tendría que ser un recipiente en desuso, pues los mostos que consumimos de manera más generalizada son los vinos de crianza. El rápido consumo de estos caldos impide que se depositen materias colorantes en el fondo de la botella, loque hace inútil el servicio del decantador para la función para la que fue concebido.

Ahora bien, el desembarco de las variedades foráneas de vid en nuestro entorno, con sus caldos más duros y cerrados, a los que estábamos poco acostumbrados, ha ampliado el uso del decantador. El paso del caldo al recipiente permite su oxigenación, con el afán de encontrarlos más amables en nariz y en boca.

En definitiva, en muchas ocasiones el bello objeto en forma de vasija o jarra se ha transformado en un recipiente mágico que permite domesticar esos vinos blindados, que hasta el propio elaborador es incapaz de recomendar su consumo si no es bajo las clásicas recomendaciones que suelen aparecer escritas en la contraetiqueta: "Este vino necesita abrirse y para ello recomendamos abrir y decantarlo tres horas antes de su degustación".

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