El Papa rechaza la clonación para obtener órganos para trasplantes

Juan Pablo II expresó ayer la desaprobación de la Iglesia católica a las prácticas de clonación de embriones humanos ni siquiera cuando sean destinadas a la obtención de órganos para transplantes. El Papa condenó también la destrucción de embriones en experimentos para la obtención de células madre. "No son moralmente aceptables, aunque sean destinadas a un buen fin", dijo aludiendo a los últimos permisos para utilizar embriones concedidos en el Reino Unido y Estados Unidos. "La ciencia ofrece otras posibilidades que no implican la clonación ni la extracción de células embrionarias", dijo en r...

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Juan Pablo II expresó ayer la desaprobación de la Iglesia católica a las prácticas de clonación de embriones humanos ni siquiera cuando sean destinadas a la obtención de órganos para transplantes. El Papa condenó también la destrucción de embriones en experimentos para la obtención de células madre. "No son moralmente aceptables, aunque sean destinadas a un buen fin", dijo aludiendo a los últimos permisos para utilizar embriones concedidos en el Reino Unido y Estados Unidos. "La ciencia ofrece otras posibilidades que no implican la clonación ni la extracción de células embrionarias", dijo en referencia a la investigación con células madre obtenidas de tejidos no embrionarios ni fetales.

El Papa expresó esta posición ante el XVIII Congreso Internacional de la Sociedad de Trasplantes, que se celebra en el Palacio de Congresos de Roma con la asistencia de 5.000 expertos de todo el mundo. Es la primera vez que un papa participa en un congreso científico fuera del Vaticano.

El objetivo de este encuentro de científicos es la discusión sobre el futuro de los trasplantes en el tercer milenio.

El pontífice católico indicó: "Es necesario evitar los caminos que no respetan la dignidad y el valor de la persona; me refiero en particular a proyectos o intentos de clonación humana para obtener órganos de trasplante". Condenó, además, el comercio de órganos, calificándolo como "moralmente inaceptable". "Cualquier práctica destinada a comerciar con órganos humanos o a considerarlos como objetos de cambio o de venta resulta moralmente inaceptable", explicó.

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