LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

Los terroristas tratan de amedrentar a los empresarios con seis bombas en una sola noche

Dos semanas después del asesinato del presidente de la patronal de Guipúzcoa, José María Korta, los empresarios de dicha provincia fueron objeto durante la madrugada de ayer de una campaña de atentados. Seis artefactos fueron colocados en las instalaciones de las empresas Pingón, Terrain y Seguros Bilbao y en tres camiones de otras dos sociedades, Olloquiegui y Decoexsa, en San Sebastián, Irún y Lazkao. Las bombas, de las que cuatro estallaron y dos fueron explosionadas por los artificieros de la Ertzaintza, no produjeron daños personales, pero sí materiales de consideración.

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Dos semanas después del asesinato del presidente de la patronal de Guipúzcoa, José María Korta, los empresarios de dicha provincia fueron objeto durante la madrugada de ayer de una campaña de atentados. Seis artefactos fueron colocados en las instalaciones de las empresas Pingón, Terrain y Seguros Bilbao y en tres camiones de otras dos sociedades, Olloquiegui y Decoexsa, en San Sebastián, Irún y Lazkao. Las bombas, de las que cuatro estallaron y dos fueron explosionadas por los artificieros de la Ertzaintza, no produjeron daños personales, pero sí materiales de consideración.

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El primer ataque, a las 3.05

La colocación de los artefactos estaba "perfectamente coordinada", según fuentes del Ministerio del Interior, y su objetivo era muy claro: tratar de intimidar a los empresarios para que paguen el denominado impuesto revolucionario.Respecto a la autoría de los atentados, las fuentes consultadas indicaron que, si no los cometió ETA directamente, lo hizo a través de los llamados grupos Y, que siguen instrucciones directas de la banda terrorista.

Los expertos de la Ertzaintza analizaban ayer la composición de los artefactos. Los colocados en las instalaciones de la empresa Pingón, de Lazkao (Guipúzcoa), y en las oficinas de Seguros Bilbao, de San Sebastián, contenían un kilo y medio de explosivos, previsiblemente dinamita de la que ETA robó en septiembre de 1999 en la región francesa de Bretaña. La policía también sospecha que llevaban incorporados temporizadores Coupatán.

La Asociación Empresarial de Transporte de Mercancías por Carretera de Guipúzcoa (Guitrans) reclamó ayer "una mayor protección policial para un sector tan vulnerable a los sabotajes". Tras expresar su condena más "enérgica" por estos hechos, subrayó que "se ha puesto en peligro la vida de los conductores que podían estar dormidos en ese momento en el interior de los camiones afectados o en los que estaban aparcados al lado".

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Las empresas elegidas por los terroristas facturan entre 1.000 y 5.000 millones de pesetas al año, excepto Seguros Bilbao, con un activo de 110.597 millones. El primero de los atentados se produjo en San Sebastián, a las 3.05 horas, contra la delegación de Terrain, una firma de material de construcción afincada en Álava. Media hora después, en Irún, explotaron dos artefactos en las cabinas de sendos camiones de Transportes Olloquiegui. En la misma localidad resultó afectado otro cuya cabina es de un particular, aunque el remolque pertenece a Decoexsa.

Dos artefactos más fueron explosionados por los especialistas de la Ertzaintza. Uno había sido colocado en las oficinas de Seguros Bilbao en la capital guipuzcoana. El otro, en las de la sociedad Pingón, en la cercana Lazkao. Este último fue localizado por los responsables de dicha empresa al iniciar su jornada laboral. A las 9.30 avisaron a la policía vasca de la existencia de un paquete sospechoso y los artificieros provocaron su deflagración controlada.

Pingón se dedica a la construcción de grúas, maquinaria de elevación y manipulación y equipos para la construcción y obras públicas. Cuenta con una plantilla de 50 empleados.

Otra sociedad afectada fue Terrain, alavesa, dedicada la fabricación de piezas y tuberías para los sistemas de desagües en PVC y que tiene 110 trabajadores.

Su propietario, José Manuel Gurrutxaga, dijo desconocer los motivos de la acción terrorista. Aseguró que nunca ha recibido amenazas ni advertencias por parte de ETA. En este caso, la explosión causó daños en la puerta del almacén, así como en dos viviendas y en varias oficinas situadas sobre la empresa.

En la sede de Seguros Bilbao en San Sebastián los terroristas depositaron una bomba con la misma cantidad de explosivos que en la cooperativa Pingón.

Las empresas Olloquiegui y Decoexsa poseen una importante flota de camiones y se dedican al transporte nacional e internacional de mercancías. Olloquiegui cuenta con una flota de unos 400 vehículos pesados y tiene su sede en Burlada (Navarra), delegaciones en otros ocho ciudades españolas y tres en otros tantos países comunitarios. Decoexsa fue fundada en 1987 y tiene ventas superiores a los 5.000 millones anuales.

En los dos últimos meses ETA ha reactivado su campaña de ataques al tejido industrial vasco en su intento de obtener dinero de los empresarios. Así, llevó a cabo un atentado frustado en Ordizia (Guipúzcoa), el 7 de julio, contra el hostelero Juan Bautista Rubio por no pagar el impuesto revolucionario, según aseguró la dirección de esa organización terrorista en su último comunicado, en el que asumió el asesinato, el 8 de agosto, del presidente de la patronal de Guipúzcoa, José María Korta.

Los empresarios manifestaron entonces su voluntad de no abandonar el País Vasco y de seguir trabajando a pesar del chantaje. Las patronales vascas cuentan con unos 11.000 industriales afiliados, la mayoría propietarios de pequeñas y medianas empresas.

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